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Relaciones

Una nueva forma de soledad. La amistad hoy desde la llegada del smartphone y las redes sociales.

Vivimos en un mundo raro. El tiempo es relativo, y parece ser que nos falta para cultivar lo que realmente importa, que no es otra cosa que justo lo que nos dicen que no es productivo. El amor, la amistad, la lectura, la reflexión, la filosofía, la música, el aprender en definitiva. Son cosas que requieren su tiempo cultivar para que sean auténticas y verdaderas. Sin embargo, la amistad hoy día está a un click del teclado de tu ordenador, smartphone o tablet.

La pregunta que nos hacemos aquí es simple ¿Qué será de los adultos de mañana y de sus relaciones íntimas? Es fundamental para un buen crecimiento de los más pequeños, el comenzar a socializar con otros niños y niñas, aprender a compartir, a tener sentimientos como «gustar» o «disgustar», ahí es donde aprendemos a gestionar los conflictos y nuestras emociones. Es un proceso lento y se va modificando y perfeccionando poco a poco. Lo que preocupa es que los niños y/o jóvenes no se relacionan tanto en el cara a cara (especialmente los adolescentes) como a través de las pantallas. Este tipo de relaciones no van a ser reales o sinceras, se está gestando en la distancia y no hay interacción física y química, tan necesaria para los seres humanos. Los jóvenes de hoy, no distinguen tanto entre lo que es verdad o mentira, se informan desde las redes sociales y eso es un peligro, se está intentando que sepan distinguir entre la información real, no real, nociva, pero esto es un camino que llevará su tiempo también dado que requiere la colaboración de todos. Entre ellos mismos también se pasan información a través de las redes sociales con el perjuicio que esto conlleva. Muchas veces las usan para acosar o molestar a otro colega. Antes era más difícil pues tenía que ser cara a cara y requería valor y de una personalidad fuerte. Hoy acosar a un compañero a través del móvil es muy fácil, incluso cobarde y además, los daños se multiplican rápidamente. Hacer daño virtual es muy fácil, lo único que el dolor que causa es real.

Saber, también requiere tiempo. Leer una novela, pasar horas sentado en el sillón con el libro posado en las manos, pensando en lo que se lee. Sin embargo, no parece que encontremos tiempo para esto y es más «fácil» ver la película (si es que la hay) o un resumen que también encontramos en internet. Es un sucedáneo del saber, el saber a medias. Los informes que dan las instituciones internacionales de las capacidades de los jóvenes en la actualidad es alarmante, no les dan muy buena nota en comprensión lectora, y tampoco en escritura, esto tiene la consecuencia que su vocabulario es pobre y limitado. Los países del norte de Europa que antes implementaron las nuevas tecnologías en los colegios y universidades están reculando y volviendo a la educación tradicional porque han visto que era mucho peor. Los programas educativos de los colegios se tienen que adaptar a enseñar tecnología porque es necesario, será imprescindible de hecho, pero todo como decimos, requiere tiempo, por lo que no pueden enseñar otras cosas, las horas lectivas son limitadas. Los niños y niñas de mi generación teníamos hermanos mayores o padres y madres que nos aportaban cosas que el colegio no podía abarcar. Descubrí libros como El Principito a través de adultos que me lo compraron «tienes que leerlo» me dijeron. Descubrí el teatro porque mi hermana mayor me llevó, tomó el tiempo de ir conmigo. El amor a la lectura se aprendía viendo a tus hermanos mayores o a tus padres leer, en las estantería de tu casa, había libros. Pero sobre todo, salíamos a jugar a la calle a relacionarnos con otros de nuestra edad, hablábamos, nos aburríamos juntos.

No sólo afecta a los más pequeños y jóvenes. La era del smartphone está también afectando a las relaciones entre los adultos, hoy es más fácil anular una cita a última hora con un simple texto; «no voy a poder ir» ¿A quién no le ha sucedido esto? Vas de camino (a veces largo) tomas el coche, el bus, o el metro para ir a una cita con una amiga y de repente, bipbip, te suena un mensaje que te dice, «oh perdona pero no puedo ir me ha surgido algo ineludible». Esto debería ser inadmisible, pues tu tiempo es tanto o más valioso que el suyo y esta persona está faltándote el respeto desde el momento que piensa que tu tiempo no vale nada. Normalmente las personas que hacen esto, son personas (en la mayoría de las ocasiones, sálvese quien pueda) que no hacen nada. Están sentadas en su sofá con el pijama puesto, llueve, y están horas pensando que tienen que salir, se les echa el tiempo encima, fuera llueve o hace calor, ¡qué más da! cualquier tiempo es malo, y no les apetece ya salir, entonces envía el grosero mensaje a tan sólo una o dos horas de la cita. Una vez oí decir; «si quieres que alguien te haga un favor, pídeselo a alguien que esté ocupado, porque el que no hace nada, nada hará». Es totalmente cierto.

Por lo tanto, esa soledad genera apatía y cierta patología del aburrimiento. Es decir, estoy aburrido pero no hago nada para cambiarlo, «tomo el móvil y veo lo que hacen los demás, con ello nutro cierta ansiedad y no me doy cuenta que lo que estoy haciendo es patológico». Desde el momento que esto, crea una pauta de conducta en mi comportamiento, estoy en un círculo vicioso. Esa soledad nueva que experimenta la gente hoy día, es nueva, porque produce un engaño de «no estar solo» a través de mirar pantallas. No tenemos la vivencia en nuestro cuerpo, en nuestra mente, lo que es fundamental para generar recuerdos gratos reales, auténticos. Estamos solos porque queremos, podemos cambiar esto. Ya hay movimientos de jóvenes que están regresando a lo de antes, Smartphones Liberation Movement. Está claro que hay ya muchos jóvenes que se están dando cuenta de que sus vidas no son mejores desde la llegada de los móviles inteligentes. Pero, sin embargo, todavía existen muchos que tienen un problema realmente terrible con los teléfonos, tanto si están enganchados, como si sufren algún tipo de acoso a través de éste terrible aparato. Que son útiles si se usan de forma inteligente, si el smartphone nos va a dominar entonces estamos dándole todo el poder a un aparato. Peligroso.

La sensación de caer en la trampa que mientras que miramos las pantallas están sucediendo cosas es sólo eso, una sensación, pero engañosa. En realidad, no nos está sucediendo nada. Mirar es un verbo pasivo. Si que puede generar angustia o felicidad dependiendo lo que miramos, las imágenes son poderosas. Nuestro cuerpo experimenta sensaciones, lo único es que no son sensaciones directas, por ejemplo, podemos mirar a alguien comerse un rico helado, cuando tenemos hambre y producir saliva, sentir algo, pero; ¿y si somos nosotros quienes nos comemos el helado? Por lo tanto, mirar genera unas sensaciones abstractas mientras que hacerlo experimentamos cosas concretas, como que se nos quite la ansiedad de querer ese helado y el hambre. Mirar en una pantalla es como si generara la experimentación sucedánea de algo, esto cuando vemos ciertas imágenes sexuales o violentas podrían también generar apatía y distancia frente al sufrimiento de los demás. Por eso, decimos la nueva forma de soledad, sufrir, sentir, amar, reír, gozar, etc… todo se puede hacer solos sin necesidad de tener alguien al lado, únicamente con una pantalla y conexión a internet. Un click.

Lo único cierto es que la amistad de verdad se cultiva y toma tiempo. Este es un fragmento del libro «El Principito» de Antoine Saint Exupéry, el zorro le dice al Principito que la amistad toma tiempo para que sea verdadera. «…Hay que ser paciente- respondió el zorro- Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca….» Así pues, el zorro, sabe que para que haya una amistad basada en la confianza y el cariño, requiere tiempo y paciencia. Esto es algo que parece escaso en la sociedad actual. Paradójicamente gracias a las nuevas tecnologías, nunca antes dispusimos de tanto tiempo.

BGD 😉

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