Este artículo viene de la parte primera.
Dahmer cometió 17 crímenes salvajes. Esto es un hecho incuestionable, pero ademas, era consciente de lo que hacía, puesto que intentó en múltiples ocasiones refrenar sus instintos. Lo logró durante una década, 10 años sin cometer crimen alguno. Reprimió su pulsión de una forma nada ortodoxa, ¿cómo? Robando un maniquí realista masculino de una tienda de ropa en un centro comercial. Pasó toda la jornada escondido en un probador a que la tienda cerrara, para así poder llevarse un maniquí de cuerpo escultural. Entonces Jeff vivía con su abuela.
Desde que mató al joven autoestopista Steven Hicks sin tener ningún tipo de castigo, en la investigación policial se determinó como persona desaparecida, cada año son más de 700.000 personas desaparecidas en la policía local, esta vez nadie supo nada, Jeff no volvió a matar. No por falta de impulso. Dahmer más que matar en sí, lo que quería era tener el absoluto control sobre otra persona. Muchas veces drogaba a las víctimas para así practicar sexo a su manera con ellos, sin que éstos pudieran quejarse, negarse, participar, hablar, moverse, Dahmer hacía lo que quería y luego se marchaba, cuando la víctima despertaba no tenía ni idea que había sucedido, como mucho sabía que había sido drogado. Esto ocurría en un club orientado a homosexuales, con habitaciones alquiladas por horas, o noche, de forma que podían tener relaciones fuera del alcance de los ojos inquisidores de la sociedad americana, en Milwaukee. En los años 80/90 ser homosexual (incluso hoy día siglo XXI) es una cosa algo peligrosa en algunos lugares. Allí en aquellos lugares se podía tener cierta privacidad, pasarlo bien, conocer gente. Jeff era asiduo a este sitio. Pronto se le acabaría el chollo, por que se dieron cuenta enseguida de su “modus operandi” y lo expulsaría como usuario/socio. Otro problema para el joven Dahmer, ahora que tenía cierto autocontrol de la situación…. Por aquella época, Jeff trabajaba en una fabrica de chocolate. Nadie pensó que había que tener atención o motivos de alarma con Dahmer. Un joven que trabajaba, tímido, alto y rubio, joven atlético, ¿quién podría imaginar lo que escondía en su mente?
La mente, ese lugar desconocido incluso para quienes la estudian, los psicólogos, los psiquiatras, terapeutas, la mente esconde rincones que se escapan a los más expertos. Este es precisamente es el caso de Jeffrey Dahmer. Son varios psiquiatras que examinan durante horas y horas a Dahmer. Algunos de ellos que declaran en el juicio son el Dr. Park Dietz y el Dr. Fred Berlin. Hubo más psiquiatras que le analizaron, entre los que más horas pasaron con Dahmer es el Dr. Fred Berlin, experto en trastornos de la conductas sexuales, quien también testificó en el juicio durante varias horas. Hay mucha información en sus testimonios, pero vamos a intentar sacar lo más sustancial. El Dr. Dietz, explica que muchas personas tienen o tenemos ciertas parafilias de forma que encontramos algunas cosas (no sexuales) excitantes de forma erótica, la diferencia sustancial es actuar en ello o no. Cuando llevas la parafilia o fetichismo, que es un tipo de parafilia al extremos de la praxis es ya entonces determinado como una anomalía digamos de tipo psicológico. Pongamos como ejemplo alguien (bastante común ésta) que siente debilidad por los pies o los zapatos de tacón, pero sólo en su imaginación lleva a cabo esta fantasía para excitarse en su más estricta intimidad. Pero si, sin embargo, dicha persona, implica a otra (pareja o no pareja) o incluso a más, ya es otro nivel de parafilia. Dahmer no sólo lleva a cabo sus parafilias si no que además, tiene elementos de parafilias más extremas, como la agalmotofilia que practica durante un tiempo para no matar, ésta parafilia, es la excitación por maniquís o muñecos. El tema es que según el Dr. Dietz “si está aceptado culturalmente no es una parafilia”. En los Estados Unidos un hombre que se excite con su Playboy magazine, está culturalmente aceptado por lo tanto no es una parafilia. Dahmer también tenía la del exhibicionismo, estuvo enseñando sus genitales durante un tiempo a chicos más jóvenes. Desde luego la parafilia más destacada de Jeffrey Dahmer es la necrofilia. En su empeño de tener todo el control sobre su “amante” tenía que drogarles con consecuencias a veces nefasta que tampoco le frenaban a tener su placer. Por un tiempo también, leyendo la necrológicas de los periódicos cuando fallecía un joven intentaba exhumar el cuerpo cuando estaba todavía caliente para así evitar perpetrar un asesinato.
La gran pregunta a todo esto era para los expertos si, en realidad Dahmer podía o no controlarlo o si sabía distinguir entre correcto e incorrecto. Es escalofriante una declaración del Dr. Dietz cuando dice; “En mi comprensión de lo que Dahmer me ha trasmitido en nuestras entrevista y de lo que yo mismo he podido dilucidar es que para Dahmer, lo mejor hubiera sido tener a un ser humano vivo, caliente que respira que le hubiera permitido realizar todo lo que él quería del sexo, sus actividades favoritas. De hecho si alguna de sus víctimas hubiera accedido a quedarse con durante varios días o semanas, no los hubiese matado.” Por lo tanto estamos frente a otra de los horrores que hizo Dahmer a modo de poder tener a alguien de ese modo, era lo que él mismo denominaba sin ningún tipo de inflexión de voz o temblor en su cuerpo, el estado zombie, esto consistía en taladran el cráneo de la víctima en una parte determinada para que no tuviera voluntad pero que no se muriera. Claro, esto hecho así es una pura carnicería, las víctimas solían morir al cabo de unas horas desangrados o entraban en coma, y a continuación un derrame cerebral. Incluso en ocasiones les inyectaba agua caliente para tenerlos a esa temperatura por más tiempo. Volvemos a lo más simple a la vez lo más complejo, para Dahmer el motivo de matar era exclusivamente que la persona se quedara más tiempo. No sólo que esto fuera así si no que, ese tiempo fuera maleable a su antojo de cualquier forma que Jeffrey Dahmer pudiera dar placer a sus instintos. El propio Jeffrey Dahmer, y es esto que descoloca un poco a los psicólogos y psiquiatras que lo analizan, es su testimonio tranquilo fuera de toda excitación, explica que realmente no podía evitar sus impulsos que, de verdad, esperaba que le pillaran y que ahora que había sucedido, esperaba que le aplicaran la pena capital (es decir, la pena de muerte). Él testificó en varias ocasiones, con policías, médicos y sus abogados que no podía reprimir sus impulsos, y que de no haberle atrapado hubiera seguido actuando así.
Pero cuidado ¡No te equivoques! A Dahmer no le gustaba el sexo duro. Lo había intentado en alguna ocasión y él mismo en sus entrevistas con abogados o médicos testificó; “eso no me gustaba, me incomodaba y era doloroso”. Muchas veces, con el cuerpo muerto, todavía caliente, lo que hacía era tan sólo tumbarse al lado y tocarle, en ocasiones masturbarse frotándose con el cuerpo yaciente. A veces, los colocaba en posiciones ideales para alguna práctica determinada, como pueda ser la penetración. Realmente mata como tal, no le producía un placer, sólo era un vehículo para que esa persona estuviera allí el máximo tiempo posible sin problemas, ni replicas. Pese a lo que pudiera parecer en esta monstruosidad infinita, Dahmer no quería que sus víctimas sufrieran. Por lo que las drogaba mucho antes de estrangularlas o matarlas de otra forma (como el taladro en el cráneo). Lo increíblemente fascinante de este sujeto es realmente, que no quería hacer sufrir, per se, pero mataba despiadadamente a sus víctimas bajo una parafilia incontrolada y tremendamente enferma. No todo era esto, si no que, además llegó a un punto donde incluso creaba toda una parafernalia como las lentillas amarillas, la película del “El Exorcista II” para crear una especie de clima, junto al alcohol y los sedantes.
Tenemos que recordar que Dahmer tenía conocimiento de química y había sido soldado en el ejército de los Estados Unidos, que por cierto echaron por sus abusos con el alcohol y otros problemas. Había tenido formación en su etapa en el Ejército de estupefacientes y sedantes, de medicamentos y somníferos. Todo esto junto a la formación a través de los años de taxidermia con su padre y aprender a diseccionar cuerpos, la mezcla era explosiva. Jeffrey Dahmer, no sólo se conformó con matar y violar a sus víctimas una vez incapacitadas, sino que, a algunas de ellas, cortó ciertas partes y consumió su carne para su alimento. Con lo que tenemos además de un necrófilo a un caníbal. Dahmer tenía dos impulsos uno era la curiosidad hasta tal punto normal, de ver que hay dentro de los cuerpos, pero que realmente lo llevaba a cabo de forma a veces prematura. Comenzó con animales muertos, pero como sucede en toda obsesión uno, llegado un momento, ya no puede controlarse. La manipulación de las vísceras, su tacto, su olor, la sensación que tenía, eso era algo impagable. La idea de consumo era algo que sólo hacía con aquellas víctimas que consideraba bellas absolutamente, que le había costado matarles. Entonces el consumirlos era una especie de homenaje o de respeto, era como marcar una diferencia entre los demás. Parafraseamos a Dahmer: -“No los encuentro suficientemente atractivos para quedármelos por eso los drogaba y hacía lo que quería pero no los mataba”- Por lo tanto, el no ser atractivo para Jeffrey pudiera ser una bendición. Decía en sus testimonios también que, muchos quería tener sexo anal con él y eso no le gustaba, de hecho, dijo haberlo probado una vez y no haber disfrutado en absoluto.
Lo tremendo de toda esta historia real, por difícil que parezca, es que Dahmer se salió con la suya durante una década, la policía le pudo pillar en muchas ocasiones, pero él, Dahmer, alto, rubio, joven, tímido, atractivo, educado, no podían imaginar que éste, pudiera ser culpable de nada. Esto nos tiene que llevar a reflexionar acerca de nuestro prejuicios y de los motivos por los que juzgamos de antemano equivocadamente, las víctimas en su mayoría negros, asiáticos, sudamericanos. En definitiva, ciudadanos, según la sociedad, de segunda, aquellos que son en su mayoría juzgados por ser de su origen más que por haberse visto envueltos en algún lio. Desgraciadamente sí es cierto, que muchos de los crímenes son cometidos por ciudadanos extranjeros, en Estados Unidos por ejemplo, pero también hemos de ser francos y claros, y decir, que esto es por que están normalmente sometidos a barrios marginales, no acceden a la universidad ni tiene un trabajo que les cubre sus necesidades y el acceso a la vida, como es el caso a los ciudadanos de origen blanco y/o anglosajón. Por eso, es que este caso que es sin duda, fascinante desde el punto de vista psicológico, e incluso literario, como inspiración macabra. Desde luego, además hay que reconocer que tiene tintes políticos y sociales.
Os aplazamos para una tercera parte para poder ir digiriendo toda la información de forma tranquila, no es para menos, por todo lo explícito de la explicación. Hemos intentado tener cuidado con nuestras palabras dado que los videos que hemos visualizado y el material que hemos revisado es muy explícito y brutal. Todo esto es para poder entender que ocurre en la mente de la gente, supuestamente “normal”. Quien menos te lo esperas es un psicópata en potencia o una persona con neurosis que le llevan a disparar un arma sin pensar a quién matan. Este es el quid de la cuestión. Conocer, saber, entender, estudiar, escudriñar las mentes más perversas para poder estar “al cabo de la calle”.
Esta revista digital la realizamos sin intermediarios con todo nuestro esfuerzo y tesón. Donaciones son muy bien venidas, nos ayuda a seguir trabajando para ofrecer información sin prejuicios ni compromisos. Por eso donar = gustar. Nos dices que te gusta lo que lees. Tu ayuda es la que hace la diferencia. Gracias.
I really benefited from your article. It was very helpful in understanding this complex topic.
There is certainly a great deal to find out about this issue.
I really like all the points you’ve made.