Encabeza el reparto la actriz francesa Marion Cotillard, conocida más por su trabajo cinematógrafico. Aunque como ella dijo en la Rueda de Prensa, esto es lo que realmente quiere hacer a pesar de las propuestas de cine que recibe. Para ella interpretar el papel de Juana de Arco un mito francés de relevancia mundial, con el que todos nos sentimos, de un modo u otro, relacionados, es una verdadera experiencia, ya lo interpretó su madre hace unas décadas. La niña Juana recibió la llamana de Dios y se lanzó sin pensar en las consecuencias a luchar por Francia. Y como todos sabemos acabó en la hoguera.
Este oratorio en once escenas de dos horas de duración sin descanso, lo componen en su reparto artístico un lujo de nombres:
Con dramaturgia y puesta en escena de Àlex Ollé (La Fura dels Baus), en un decorado único concebido por Alfons Flores, con figurinismo de Lluc Castells, iluminación de Joachim Klein y Urs Shönebaum y vídeo de Franc Aleu. La dirección musical; Juanjo Mena. Creada por encargo de la bailarina, actriz y mecenas franco-ucraniana Ida Rubinstein (1885-1960), Juana de Arco en la hoguera se estrenó en versión de concierto en 1938. Sin embargo, las atrocidades del nazismo y la ocupación de Francia llevaron a Paul Claudel y Arthur Honegger a añadir posteriormente un prólogo que uniera más claramente la tragedia de Juana de Arco en la Guerra de los Cien Años y la brutal expansión alemana en la Segunda Guerra Mundial. La doncella es; Camilla Tilling. La narradora es; Enkelejda Shkosa.
Jeanne d’Arc; Marion Cotillard. Padre Dominique; Sébastien Dutrieux. La Virgen; Sylvia Schwartz. Marguerite / Soprano solista; Elena Copons. Catherine; Enkelejda Shkosa. Porcus tenor solista, heraldo I, clérigo; Charles Workman. Bajo solista, heraldo II, campesino; Torben Jürgens. Narrador, asno, heraldo III, clérigo; Étienne Gilig. Heraldo, avaricia, Perrot, sacerdota; Guillermo Dorda. Ujier, Bedford, otro campesino; Ignacio Mateos
La historia ya la conocéis, al menos, lo básico, tomada por loca, luego por heroina libertadora y valiente que trajo a Francia su honor y su rey en la lucha contra los ingleses, luego por bruja y hereje. Y es que la vida de Juana de Arco, podría ser repetidas vidas de héroes y heroínas que luego el stablishment ya una vez instalado no los consideran tanto, es más, molestan. Injusticia y crueldad. Este oratorio, que es una ópera, con texto hablado por momentos, se centra en el juicio y el terrible final de Juana. Nadie quiere hacerse cargo del peso moral de firmar su sentencia, unos y otros se pasan la patata caliente para no tener que condenarla, ¿miedo o símplemente desinterés? Así en la puesta en escena, están caricaturizados unos y otros como animales, bestias que están dispuestas a todo para quitársela de encima, Porcus, el Asno, todo es un circo que se monta cuando ya parece ser que Juana es condenada a priori por el pueblo. Aquel pueblo que la vitoreaba en sus recuerdos (difuminados flashbacks, en la pira) las multitudes la aclaman y dicen su su nombre. Ahora esa horda de campesinos quiere verla arder.
El vestuario de Juana es actual, lleva una camiseta y un vaquero, pues lo que pretende la representación es mirarnos y reflexionar en qué realmente hemos cambiado. No nos queman en sentido literal hoy día, no. Pero sí en sentido figurativo. La pira de Juana de ayer, en nuestro siglo es un tipo de ostracismo un ninguneo irrisorio que te ridiculiza y te llevan al olvido mediático. Por que eso sería hoy día Juana de Arco alguien tremendamente popular a quien se la trituraría en Twitter, hasta hacerla enloquecer. La historia ya la conocéis, la espada, el símbolo del poder político y la fuerza, la herramienta de la guerra. Juana la mitifica pensando que eso fue un aviso divino, una llamada a liberar a Francia y traer a su Delfín. Locura o visión real. Ese es el halo de misterio que recorre la vida de la hoy Santa Juana de Arco, fue genuina su llamada divina o símplemente eran voces de su interior. Fuera como fuere, lo cierto es que siendo tan joven ella sola lideró un ejército de hombres, piénsalo, en aquella época.
Entre los protagonistas medio humanos y medio bestias destaca, desde luego, el Juez Porcus, en francés cochon, pero también el Fiscal Asno, de una estupidez inconmensurable, y todo un jurado compuesto —literalmente—por borregos. «¿Qué mejor juez que el Cerdo, nuestro Señor? —escribe Paul Claudel— Él es la nariz entre las narices, que sabe distinguir las trufas de las patatas. Sus 19 estornudos tienen el esplendor del fuego». Encima, el proceso inquisitorial contra la Juana de Arco histórica, en 1431, había sido dirigido por el obispo de Beauvais, Pierre Cauchon (1371-1442), cuyo nombre propicia el juego de palabras. Cuando Porcus condena a muerte a Juana, la multitud prepara la hoguera mediante sillas y libros en una imagen que remite a lo más inquietante de nuestro pasado reciente. Y como dice Paul Claudel a través de Frére Dominique «todos esos que te han condenado, esos doctores y esos sabios, creen firmemente en el Diablo pero no quieren creer en Dios». El bestiario de cerdos, asnos y borregos lo completa la misma orquesta con un trombón (el tigre), los saxofones (el zorro) y el clarinete y el piccolo (la serpiente). Joan Matabosch (director artístico del Teatro Real)
El Oratorio comienza con una música mística compuesta por Claude Debussy (1862-1918) La damoiselle élue (La doncella bienaventurada). Cantata sobre el poema del mismo título de 1847 de Dante Gabriel Rossetti. Una belleza incomensurable, donde se luce la orquesta del Real. También hay que hablar del coro, ¡magnífico!, tiene un gran protagonismo en esta ópera. Siempre el poderío de las voces del coro en directo te deja maravillado. Es una oportunidad única de ver en escena este elenco encabezado por Marion Cotillard. Son ocho funciones hasta el 17 de Junio. No os quedéis sin butaca.
Todas las fotografías son del Teatro Real Javier del Real. BGD 😉 Sin las Artes, ¿qué nos queda?