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Ópera

Teatro Real estrena temporada con Medea de Luigi Cherubini. El drama donde las pasiones alcanzan su grado máximo de tensión.

Ayer martes 19 de septiembre arrancó la temporada de ópera del Teatro Real con la presencia de sus majestades los reyes. Esta temporada 23/24 comienza con una ópera que no va a dejar a nadie indiferente por su fuerza escénica, su argumento potente, desde la tragedia de Eurípides Medea, una mujer que mata a sus propio hijos en venganza a su marido. Nada es como parece, y detrás de este drama existen muchos otros dramas, como el abandono, los celos, la ira, la locura. Ingredientes todos ellos perfectos para un ópera con la partitura de Cherubini el arquitecto de la música. Serán 11 funciones desde el 19 de septiembre hasta el 4 de octubre. Una nueva coproducción con el Abu Dhabi Festival.

¿Qué tienes que saber acerca de ésta Medea? En proyecto inicial de Medea, rechazado por la Ópera de París en los turbulentos años que sucedieron la Revolución francesa, Luigi Cherubini (1760-1842) y su libretista François-Benoît Hoffman (1760-1828) pretendían concebir una ópera enteramente cantada. A causa de la falta de dinero se optó por hacer una opéra comique articulando muchas de sus escena habladas, con la música del gran Cherubini que fue alabada con entusiasmo por Beethoven, Brahms o Wagner. Desde este momento se sucedieron versiones y versiones de Medea, se saben hasta diez. Muchas de la cuales se alejaban del universo de Cherubini. Lograron que tuviera éxito, sobre todo en Alemania, la versión fue de Franz Paul Lachner, quien redujo las partes habladas con una parte musical de tintes wagnerianos y en alemán. Todos conocemos la versión en el siglo XX que cantó Maria Callas, a quien el Teatro Real de Madrid dedica esta versión que vuelve a la partitura originas en francés. El público quedó entusiasmado y abrumado por esta Medea icónica de La Callas interpretada con una fuerza y dramatismo sin precedentes.

Esta nueva versión musical serán estrenada por Ivor Bolton, en la dirección musical especialista en repertorio barroco y clásico, estará al frente de los dos grandes repartos (en los que se alternan 3 Medeas) y como no, el gran Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. La versión viene del director de orquesta de gran prestigio Alan Curtis (1934-2015) quien concedió una versión inédita de Medea hasta hoy, íntegramente cantada como a Cherubini le hubiera gustado. Por lo tanto, la partitura que se escuchará en el Teatro Real, cuenta con la edición de Heiko Cullman y los recitativos de Alan Curtis, lo que propone un nuevo acercamiento a la obra de Cherubini. La tensión dramática que impregna la música, llena de contrastes dinámicos, efectos expresivos y fluctuaciones rítmicas ha dejado una impronta en el devenir de la ópera romántica. La dirección de escena corre a cargo del ya conocido por su trabajo en teatro y en ópera (Prisionero y Suor Angelica, 2012, y Tosca, en 2021) Paco Azorín. Nos propone una Medea descarnada y contextualizada en la actualidad, lo que nos provoca una sensación dramática tan cercana como lo son los datos estadísticos de crímenes a niños perpetrados por sus madres hoy día. Las víctimas silenciosas e inocentes, a causa del odio y de la venganza de sus padres en la lucha por el poder.

Tres grandes sopranos asumirán en el dificilísimo papel titular: Maria AgrestaSaioa Hernández y Maria Pia Piscitelli. Estarán secundadas por los tenores Enea Scala y Francesco Demuro (Jasón), las mezzosopranos Nancy Fabiola Herrera y Silvia Tro Santafé (Neris), los bajos Jongmin Park y Michael Mofidian (Creonte), y las sopranos Sara Blanch y Marina Monzó (Dirce), en los roles principales.

Lo primero que sentimos con la historia de Medea es rechazo a sus actos horribles, el afrontar que una madre mate a sus hijos es algo impensable, pero no imposible. Y es justo aquí en el concepto de posibilidad donde este drama nos conmueve desde el horror a la pena. En esta ópera, todos los personajes son terribles, desde el esposo Jasón hasta Medea, pasando por el rey Creonte, éste último autoritario, fatuo, cegado por su propio orgullo que no puede ver lo que se le viene encima. La hija de Creonte, Dircé, tampoco se salva, aunque como víctima no podemos sentir pena por ella, de carácter pusilánime y sumiso como era de esperar en las mujeres de los siglos XVII y XVIII. La consejera de Medea, Neris, quizá es el único personaje que se salva de la quema, abnegada, generosa, a la que Cherubini regala la única aria de amor de la ópera. El conjunto nos expone personajes que bien podríamos verlos hoy día. Aquel que cual Creonte ejerce su poder desde la autoridad, que esconde quizá una abyecta inseguridad y miedo. Jasón su hijo, infiel, maquinador a la espalda de cualquiera, lleno de orgullo, saqueador de pueblos, sin escrúpulos. Quizá, sólo nos centramos en Medea y su atroz crimen, cuando en realidad entender el mal no es justificarlo.

Medea, semidiosa, arquetipo de la figura trágica. Esta Medea no busca venganza por el amor desdichado ni por celos como tal, pues ella, no se mezcla directamente con estas emociones humanas si no que más bien, lo hace por la ofensa que supone ser abandonada por Jasón, es cuando su existencia ya está tocada y no puede seguir adelante por mucho que lo intente. Ella quien intenta seguir pasos más humanos hacia el perdón, no logra en absoluto que no mente la deje en paz. Medea está fuera de la civilización, de la moral y de las reglas de ésta. Medea traiciona a su padre y a su pueblo por Jasón, es por esta razón que al conocer que éste es pérfido e infiel y que piensa dejarla por la hija de Creonte, Medea entra en cólera. No es una cólera cualquiera, dado que ella es una maga, una hechicera, con poderes y una voluntad capaz de acometer la venganza más enorme motivada por la razón. La traición ejercida sobre ella es más de lo que una mujer, una semidiosa puede soportar. ¿Pues Jasón no fue testigo de sus hazañas terribles que entonces le beneficiaban a él? Claramente, Jasón cegado por su deseo de hacer lo que le venga en gana, no repara, aunque lo haya visto, en lo que es capaz de hacer Medea. Desafiándola al traicionarla de forma más vil. Medea que reflexiona acerca de su venganza sopesando la intensidad de dolor máximo que puede causar, es consciente de los terribles actos que va a cometer, y no hará nada para evitarlo.

El eco de nuestra realidad está en esta obra, que desgraciadamente está a la orden del día. La dicotomía constante de la idea de mujer o madre. ¿Dónde acaba la una y comienza la otra? Mujer libre, inteligente, poderosa en nuestra mente colectiva presente aún extremadamente patriarcal se ve como una amenaza. Así Medea mujer poderosa e inteligente, por ser sabia es odiada por los otros. Madre, como esa mujer que simboliza la bondad y el sacrificio eterno, una vez la mujer es madre, ya deja de ser «mujer». Sobre esta idea subconsciente nos debatimos aún hoy, cuando no podemos entender que una madre aniquile a sus hijos de forma fría. Pues si así lo hace, tiene que ser por locura, y no como un acto premeditado y consciente. El poder del argumento con la música de Cherubini, los repartos de lujo, así como la dirección artística y musical, que propone el Teatro Real de Madrid en su apertura de temporada es un menú suculento de emociones sensoriales que emociona al igual que inspira. No se pierdan esta oportunidad de ver tremenda ópera en Madrid.

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El cielo de Madrid proyectado en Teatro Real por Jaume Plensa

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