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Ópera

La obra de W. Shakespeare «Lear» en versión ópera de Aribert Reimann, estrenada en Munich en 1978. Por primera en España en el Teatro Real.

Entre el 26 de enero y el 7 de febrero el Teatro Real ofrecerá seis funciones de Lear. La dirección musical es de Asher Fisch, que vuelve al Real después del gran éxito que obtuvo con Capriccio, de Richard Strauss, en 2019. Estará al frente de un reparto coral con 13 fantásticos solistas, encabezado por Bo Skovhus, que actuarán junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.

La ópera, con un excelente libreto de Claus Hennberg, respeta la esencia de la tragedia shakespeariana, otorgando a la orquesta un importantísimo papel, tanto en el perfil psicológico de cada personaje como en el desarrollo dramatúrgico de los conflictos Con la dirección de escena de Calixto Bieito, quien recrea una especie de espacio abierto de madera quemada como esas tablas de «The Globe» donde sucedían las obras de Shakespeare, se van moviendo creando un ambiente inquietante de luz. Las imágenes de escena tienen mucha inspiración del expresionismo alemán y iconografía de pintura barroca española. Junto a la puesta en escena, la música y el ritmo de la obra nos lleva a un universo de emociones humanas, se desata la violencia, las pasiones más bajas llevadas por la codicia. Es una combinación intensa, llena de percusión, donde en esta ocasión por la superficie del foso del Teatro Real que lo permite, toda la orquestación está en directo. Un lujo. Bieito construye una tragedia centrada en la familia como germen de los sentimientos y pasiones más primitivos, salvajes, exacerbados y destructivos, en un proceso de aniquilamiento cósmico, que nos une a la tierra quemada, a la explosión de los astros y a la mutación y muerte de las células.

Aunque todos conocemos el tema de Lear de la obra de Shakespeare, nos obstante haremos un breve repaso. Son tres hijas y un reino (su rey Lear), cuyo rey ya viejo y cansado decide repartirlo entre sus hijas de un forma un tanto extraña. Lear quiere que cada una de ella exponga su amor por él y desde ahí repartirá su reino de forma que la mayor parte será para aquella hija que le ame más. Desde luego el punto de partida no puede ser más insidioso y prometedor de un gran conflicto, lo que ocurre sin duda. La dos mayores lisonjeras dan a los oídos del rey lo que éste desea oír, sin más. Sin embargo, la pequeña de alguna forma se niega a participar de tal evento funesto, diciendo que lo ama como una hija ama a un padre. El rey furioso le da la parte de la pequeña a las otras dos para que se lo repartan y a ésta la destierra y la desprecia. Ay es nada. ¿Pues no es el amor incondicional entre padres e hijos? El rey está ciego por su propia codicia y vulnerabilidad. La música es totalmente descriptiva de cuánto acontece en la ópera. Cada personaje es protagonista, la plástica es histriónica, representa toda esa violencia manifiesta de la envidia, la codicia, la locura, la soledad, la desesperación. Hace vibrar en cada momento. Realmente uno se entrega por completo hipnotizado al ritmo trepidante de la música, de las emociones, las voces prodigiosas con una partitura nada fácil.

En la larga vida de Reimann, que actualmente tiene 87 años, el canto ha ocupado un lugar primordial, tanto como primoroso pianista de lieder al lado de sus más ilustres intérpretes, como autor de una ingente y muy variada producción vocal, en la que destacan sus nueve óperas (Lear es la tercera de su catálogo). Su amplia cultura y finísimo olfato literario han unido su música a textos de grandes escritores, que van desde los clásicos griegos, Shakespeare, Strindberg, Kafka, Lorca, o Maeterlinck, en la ópera, a una larga pléyade de poetas a cuyas palabras dio voz: Goethe, Byron, Baudelaire, Rilke, James Joyce, Sylvia Plath, Emily Dickinson, Juan Ramón Jiménez, Octavio Paz o su querido Paul Celan.

Esta ópera coral cuenta con trece solistas, ocho de los cuales han interpretado a sus respectivos personajes en el estreno de la producción de Calixto Bieito en París: Bo Skovhus (El rey Lear), Susanne Elmark (Cordelia), Ángeles Blancas (Goneril), Erika Sunnegårdh (Regan), Andrew Watts (Edgar), Andreas Conrad (Edmund), Lauri Vasar (El conde de Gloucester), Torben Jürgens (El rey de Francia), Derek Welton (El duque de Albany), Michael Colvin (El duque de Cornualles), Kor-Jan Dusseljee (El conde de Kent) y Ernst Alisch (Bufón).

La ópera trae de nuevo a Calixto Bieito al Teatro Real, después de Wozzeck (2006), Carmen (2017), Die Soldaten (2018) y El ángel de fuego (2022), en esta ocasión con su aclamada producción creada para la Ópera de París en 2016, repuesta en 2019 y presentada en el Maggio Musicale Fiorentino en 2020.

Con el estreno en España de Lear, 46 años después de su creación, el Teatro Real prosigue con su compromiso de ofrecer al público las óperas más importantes del siglo XX todavía desconocidas en España y que forman parte del acervo artístico europeo por su capacidad para suscitar emociones, reflexiones y deslumbramiento. Es una ópera diferente, es lo que podemos denominar contemporánea, por lo tanto, el oído tiene que educarse para la música. Al igual que surgió con el barroco en su día, cuyas partituras llenas de notas escandalizaban a los más puristas de la época, hoy día ocurre lo mismo. La ópera ha evolucionado, se entienden tantas variaciones como compositores épocas y países, cada cual con su estilo propio. La mente tiene que estar abierta al arte. Aquellos artistas que están al pie del cañón nos tienen que provocar y conducir a cosas diferentes, a ritmos diferentes. Si esto no fuese así no habríamos salido del Tamtam. La música es la expresión de nuestro tiempo, también la clásica, también la ópera.

Es una ocasión única para vivir esta ópera contemporánea pero que, sin embargo, ya son más de 40 años desde su composición. Además tiene un libreto impresionante, música vibrante y unos actores/cantantes fabulosos. Hay un momento de la ópera que dice: «En que mundo vivimos si un loco es guiado por un ciego». Nos parece que es muy shakespeariano el tema de la locura y la falta de ciertos sentidos. Pues la vida a veces, la vamos sorteando de forma loca y a ciegas.

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