Noticias, cultura, vida buena, sociedad, pensamiento crítico
Séptimo Arte

Esas pequeñas cosas que son tan grandes. 

Wim Wenders es un maestro en la captura de la esencia de la vida cotidiana y la belleza que se encuentra en lo mundano. “Perfect Days” es otro ejemplo brillante de su habilidad para tejer historias humanas con sutileza y profundidad emocional. La trama sigue a un hombre en su periplo diario en el trabajo con espacios cortos para lo bello, cuando toma contacto con su alrededor. Desde lo intrépido de su compañero de trabajo joven que vive el momento de forma frugal hasta un mendigo solitario que mira al cielo y abraza los árboles, cada personaje está en busca de algo, ya sea amor, redención, el amor o simplemente un sentido de pertenencia.

En el cielo hay cambios que podemos apreciar cada día. Nada cambia aparentemente pero eso no es del todo cierto, “todo está en constante cambio” que diría Heráclito de Éfeso. Se enciende y se apaga, crece, muere, muta de color o de forma. La apreciación de toda esta transformación es tan sutil que no nos damos cuenta. Te levantas hoy por la mañana y te imbuyes en tu rutina, miras pero no ves. Un día posiblemente, igual que ayer, y también seguramente exacto a que le siga mañana. Alrededor de esa rutina, hay un universo entero de cambios inesperados y de un mundo que tomamos demasiado por sentado. Dentro de tu día a día, hay todo un plantel de colores tamaños estructuras distintas que tomas a la ligera, son universos diminutos en perfecta armonía. Te apagas y sigues funcionando como por una inercia simbólica. De algún modo así son las emociones. Capturar todo lo que nos pasa sería demasiado y terminaríamos locos, por eso que la rutina repetitiva y monótona que apaga ese vaivén del alma. Nos abriga la luz del sol y no hidrata alguna lluvia esporádica. Tenemos la música, eleva nuestro espíritu, sin ella estaríamos ya todos muertos, tenemos los libros, tenemos las historias de esos libros que tanto a veces nos hacen viajar, y como si un amigo nos hablara nos sentimos realmente reconfortados sabiendo que hay otros igual que nosotros. Estamos bien, estamos mal, todo depende de la apertura y el ánimo de hoy para enfrentarse a sí mismo. Sin embargo, seguir caminando es crucial para que todo eso, no pare, como la música. Si no, estaríamos muertos. 

Pasan los años, quizá bastantes, en tu coreografía de la vida, donde cada paso es repetido igual, con un estribillo una vez por semana, esa pausa semanal, donde limpias tu ropa, y la cosa cambia ligeramente con respecto a la melodía principal. No te das cuenta, pero incluso ese estribillo es exactamente igual cada seis días. Alrededor no se puede controlar todo, y existen notas sueltas. Todo no hay que decirlo. El ritmo es ese, no hay otro aquí. Si quieres un ritmo más rápido, la apreciación de las pequeñas cosas que son tan grandes e importantes, no lo vas a capturar. Imagina que vas un tren de alta velocidad mirando el paisaje por la ventana cuando alcanza su velocidad máxima. ¿Lo ves? Así es. No necesito verlo todo. Pero si no paro, no veré nada. Hay un vacío en todas las cosas. Es fácil sentirse solo cuando se está rodeado de gente, o sentirse triste cuando uno se ríe, podemos tener más de una emoción al mismo tiempo. Incluso contradictorias. Siglo XXI. No es la etapa de la paciencia, y es cuando más falta hace. En la inmediatez hay un espacio de tiempo que perdemos. La distancia que nos separa de eso que queremos cuánto más corta, menos nos va durar el deseo y más nos atrapará la ansiedad. Piénsalo. La distancia de un punto a otro, tiene que ser suficiente para pensar. Imagina que además estás en una de las ciudades del planeta cuyo avance tecnológico está a la vanguardia. En todo ese marco, el personaje de “Perfect Days” de Win Wenders se sitúa al margen llevando una vida como la que describimos anteriormente. El encanto de la cotidianidad y la belleza como una reflexión visual, de ese espacio entre las cosas pequeñas, que son a la vez muy grandes. 

Lo que destaca de la película es la manera en que Wenders pinta estos retratos humanos con una paleta visual impresionante. Cada fotograma parece una obra de arte en sí misma, con una composición meticulosa y una atención al detalle de la sombra que revela la profundidad de la experiencia humana. El director no solo utiliza la belleza visual para transmitir emociones, sino que también aprovecha al máximo el lenguaje cinematográfico para sumergir al espectador en la experiencia sensorial del un viaje a través del alma de su protagonista. Desde los amplios paisajes naturales en la ciudad de Tokio hasta los momentos íntimos en su pequeño apartamento repleto de lo esencial, cada escena está impregnada de un sentido palpable de atmósfera y emoción, con un ritmo lento pero que atrapa desde el primer instante. Además, la película está impulsada por un elenco que ofrece interpretaciones convincentes y conmovedoras. Cada actor aporta una autenticidad palpable a sus personajes, lo que hace de los diálogos más cotidianos sean aún más resonantes para el espectador. En última instancia, “Perfect Days” es una celebración de la vida en toda su complejidad y belleza, de la tranquilidad de la soledad elegida. A través de la mirada única de Wim Wenders, somos testigos de los altibajos de la existencia humana y la capacidad del ser humano para encontrar la belleza incluso en los momentos más ordinarios. Cada escena cuyo protagonista casi absoluto es Hirayama (Kòji Yakusho), nos adentra más y más a través de su rutina en la nuestra propia, preguntándonos si tenemos la capacidad de Hirayama a apreciar lo que hay en nuestro camino. 

La particularidad que hace único el trabajo cinematográfico de Wim Wenders radica en su enfoque distintivo hacia la narrativa visual y su capacidad para capturar la esencia de la vida cotidiana con una sensibilidad poética. Algunos aspectos que destacan en su obra incluyen:

  1. Exploración de la condición humana: Wenders tiene una habilidad especial para explorarlas complejidades y contradicciones de la experiencia humana. Sus películas a menudo se centran en personajes que están en búsqueda de significado, amor o redención, y las historias que cuenta reflejan las luchas y los triunfos de la vida real.
  2. Estilo visual distintivo: Wenders es conocido por su estilo visual distintivo, que combina una cinematografía impresionante con una atención meticulosa al encuadre y la composición. Sus películas a menudo están impregnadas de una atmósfera evocadora y una estética visual única que resalta la belleza de lo ordinario.
  3. Viajes y paisajes: Muchas de las películas de Wenders exploran temas de viaje y paisaje, tanto física como emocionalmente. Sus personajes a menudo emprenden viajes físicos que reflejan sus viajes internos de auto descubrimiento y transformación. Los paisajes naturales y urbanos también desempeñan un papel importante en sus películas, sirviendo como telón de fondo para las historias humanas que cuenta.
  4. Colaboraciones musicales: Wenders es conocido por su uso innovador de la música en sus películas, colaborando con artistas musicales prominentes para crear bandas sonoras que complementen y enriquezcan la narrativa visual. La música juega un papel importante en la creación de la atmósfera y el estado de ánimo en sus películas, añadiendo otra capa de profundidad emocional a su trabajo.

Si os guata esta película que aquí os recomendamos, es una buena excusa (si necesitas alguna) para acercarse a la obra de Wenders. Tiene una filmografía extensa desde los años 70 del pasado siglo XX hasta hoy. Os podemos destacar aquí; París Texas (1984), El cielo sobre Berlín (1987), The Beautiful Days of Aranjuez (2016) basada en la obra homónima de Peter Handke.  ¡¡¡¡Ve a los cines!!!!!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Discover more from Bamboo Grows Deep

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading

x