¡No nos olvidamos! Hace ya cuatro años en el mes de abril del secuestro de las niñas en Chibok.
Nigeria pagó $3 millones a Boko Haram por liberar a niñas secuestradas, según WSJ (Wall Street Journal). La liberación de 103 colegialas nigerianas secuestradas por los yihadistas del grupo Boko Haram en abril de 2014 costó tres millones de dólares a las autoridades del país africano.
En abril de 2014, justo hace ya cuatro años, los yihadistas de Boko Haram secuestraron a 276 alumnas de una escuela secundaria en la localidad nigeriana de Chibok, en el noreste del país. El líder del grupo yihadista propuso intercambiar a las jóvenes por todos los terroristas arrestados pero el Gobierno nigeriano se negó.
Según datos que hemos obtenido, el Gobierno del país africano pagó un millón de dólares para liberar a 21 jóvenes en octubre de 2016. Aún así, el secuestro de estas pobres niñas, tiene muchas zonas oscuras. Y ya nadie se acuerda de aquella campaña encabezada por Michelle Obama con el hastag #Bring back our girls, cuando todavía hay niñas secuestradas. Pero son muchos más los factores implicados, así como los países que quieren liberar a estas niñas por cuestiones humanitarias. El conseguir ayuda para ello, eso es harina de otro costal.
La liberación de otras 82 niñas en mayo de este año costó dos millones de dólares a las autoridades nigerianas que se vieron obligadas, además, a liberar de la cárcel a cinco cabecillas del grupo terrorista. Como vemos el coste es muy caro, no sólo económicamente sino en la materialización de hechos en contra de la ley. Pone en relieve cuánto poder tienen estos grupos terroristas a la hora de negociar con los gobiernos, las manos bien atadas por el terror y la barbarie que no tiene límites. Les obliga a veces a aceptar lo inaceptable.
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, dio luz verde para pagar el rescate, siempre y cuando fuera un paso hacia las negociaciones de paz, según nos informan. Existe mucho hueco vacío en todo esto. No se trata ya sólo de la liberación, además también de las secuelas y el daño ocasionada a estas niñas, inocentes y encima ultrajadas tienen que sufrir el desprecio de su propia familia. Las creencias arraigadas profundamente en la sociedad pone un velo negro sobre los ojos de los padres que no ven que son sus hijas la víctimas y no las culpables. Así pues, queda una gran incognita de que ocurre después de la liberación.
Algunas niñas pasan por un proceso de reintegración y de rehabilitación, muchas han vuelto a la escuela, pero según los psicólogos es todavía pronto para exponerlas a los medios de comunicación y hacerlas preguntas. Otras sin duda, siguen sufriendo un verdadero calvario y seguramente nunca terminarán de estar bien. Sin embargo, conociendo por lo que han pasado (violaciones diarias repetidas por más de cien hombres, embarazos, abortos, maltrato físico y psicológico, etc) es difícil pensar que las niñas ya lo han superado y están bien.
En agosto de 2016 Boko Haram publicó un vídeo en el que aparecían algunas de las alumnas secuestradas. Los yihadistas afirmaron que las niñas que faltaban habían muerto en ataques aéreos.
Más de 20 niñas secuestradas fueron liberadas en octubre de 2016 gracias a los esfuerzos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), mientras que 195 alumnas se dieron por desaparecidas. Además en España también se ha realizado un gran esfuerzo para liberar a las niñas. Con fondos privados en febrero de 2015 un grupo liderado por un experto en operaciones militares liberó a 55 niñas. No sólo las liberaron sino que las buscaron una salida en Europa. Quizá sea esta la cuestión que todavía no se ha afinado, el hecho de liberarlas no pone fin a su sufrimiento, pues ya hemos visto como en su país de origen ya son repudiadas. También hay que buscarles una alernativa a rehacer sus vidas.
Boko Haram, grupo islamista suní que juró lealtad a Daesh (autoproclamado Estado Islámico, proscrito en Rusia), lleva varios años librando una guerra insurgente contra el modelo de vida occidental para establecer la sharia en el noreste de Nigeria.