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¿Qué va a significar que los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) aumenten a seis sus miembros? Se hará efectivo en enero 2024.

El bloque Occidental mira con cierta inquietud y curiosidad la adhesión a la asociación de los BRICS de Arabia Saudí, Irán, Egipto, Argentina, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos. Recordando que este grupo está formado por lo que podemos entender como mercados emergentes (quizá ya no tan emergentes tanto como consolidados) en la economía global. Plantea cierta preocupación para algunos y un mundo de nuevas oportunidades para otros países de los que se alinean como países occidentales. Esta incorporación se hizo realidad el pasado agosto de 2023 XV BRICS Summit Johannesburg II Declaration y entra en vigor en el 2024.

Los BRICS se definen como «una asociación de cinco mercados emergentes y países en desarrollo líderes, basada en lazos históricos de amistad, solidaridad e intereses compartidos». Sus objetivos más destacados son; la cooperación económica e incrementar el comercio entre ellos. El acrónimo BRIC fue utilizado por primera vez por Goldman Sachs en 2001 para referirse a una serie de países —Brasil, Rusia, India y China— que lideraban los mercados emergentes y las economías en desarrollo. La primera reunión informal se produjo en 2006 —con ocasión de la cumbre del G8—, y se formalizó con el primer encuentro oficial de ministros de Exteriores en septiembre de ese mismo año. Finalmente, la primera cumbre de los BRIC tuvo lugar en Rusia en 2009. Más tarde, en 2010 y con la entrada de Sudáfrica, pasaron a denominarse los BRICS. La asociación se compone básicamente en tres pilares importantes, la cooperación de sus miembros: cooperación política y seguridad, cuyos principios son el respeto mutuo, la igualdad soberana, la inclusión, el consenso y la colaboración fortalecida; cooperación económica y financiera, que pretende ser un catalizador de la recuperación económica global y su principal herramienta es el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD); y, por último, la cooperación cultural y personal, que ha financiado más de 100 proyectos multilaterales en investigación e innovación, energía, sanidad y educación.  Estas nuevas alternativas que hace de estos países un modo alternativo de influir en la política mundial, también en la economía, es justo lo que al bloque occidental más inquieta. Revierte el peso hacia otro bloque, y por lo tanto, se puede hablar de multilateralidad del mundo.

En cuanto a su organigrama no posee una presidencia permanente sino más bien una jefatura que rota anualmente entre sus países miembros, en la que se fija las prioridades para la agenda de ese año. El NBD financia los proyectos de desarrollo e infraestructuras que se acuerdan llevar a cabo. Uruguay es un país que espera ser adherido al grupo. En la XV Cumbre de los BRICS en Sudáfrica, como hemos dicho, se aprobó la incorporación de seis nuevos países y ésta se hará efectiva el 1 de enero de 2024 (es decir, ya). En la Cumbre participaron representantes de 60 países, abriendo así un abanico futuro lleno de posibilidades. Ahora este grupo con la entrada efectiva el próximo enero 2024 se denominará BRICS+  aumentarán aún más su peso a nivel internacional. Así, se estima que la suma de sus economías será del 37% respecto a la global, frente al 25% anterior; y, en el plano demográfico, supondrán el 47% de la población mundial —anteriormente 42%—. Además, la futura ampliación supondrá para la organización una mayor presencia geoestratégica al incorporarse países de nuevas áreas, como la península arábiga. Como broche final de la Cumbre, los BRICS publicaron una declaración conjunta. En ella reafirman su interés por un multilateralismo inclusivo y la defensa del derecho internacional. Además optan por mayor representación en los foros internacionales de los países emergentes y de las economías en desarrollo, que implicaría a más países pequeños con ciertas posibilidades de entrar en foros que antes no accedían. Consideran y valoran positivamente distintas organizaciones internacionales, como la ONU o el Fondo Monetario Internacional, y reconocen que es imprescindible afrontar cambios para que sean más representativas de la realidad estratégica mundial. También están implicados en la línea de los «Acuerdos de París» contra el cambio climático dentro del marco de las Naciones Unidas y la implementación de la Agenda 2030. Sin embargo, se oponen al uso de la lucha contra el cambio climático como pretexto para establecer barreras comerciales a nivel internacional.

Si pensamos los porqués, en algunos países occidentales el aumento de miembros de los BRICS preocupa, nos tenemos que remontar a la hegemonía del dólar y por lo tanto de Estados Unidos. Con los acuerdos de Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial se estableció la moneda del dólar como la divisa de la reserva internacional, es decir, el dólar estadounidense como moneda de intercambio en las transacciones internacionales. Así sigue hasta hoy día. Sin embargo, está siendo amenazada por nuevos intercambios que ya no pasan por el dólar. Las nuevas amenazas del mundo, los conflictos multiformes en muchas zonas del globo y la desconfianza que existe de la gobernanza del mundo de los Estados Unidos, no sólo por los múltiples desastres (Irak, Afganistán y parece ser que va por el mismo camino Ucrania) sino por la incertidumbre que tienen algunos países de la estabilidad de la divisa, ha dado lugar a pensar en nuevas alternativas al margen del dólar. Factores como los atentados de la Torres Gemelas, la caída de Lehman Brothers en 2008 que ocasionó una crisis mundial, la cual puso en cuestionamiento la propia economía de mercado y las democracias, han afectado también a cuestionar la hegemonía estadounidense. Pero no hay que pensar que el aumento de miembros en 2024 de los BRICS+ va a desmoronar el G7 o G20, más bien, al contrario, tendrá mayor sentido que existan como contrapeso, el mundo está cambiando a gran velocidad y tenemos que ser conscientes de que hay que negociar más y más con fuerzas contra puestas. No podemos obviar que tanto el G7 como el G20 nacen con la idea hegemónica de poner las normas del juego en los mercados internacionales.

«El G-20 fundado en 1999 el foro internacional que mejor podría servir de germen para crear una institución de peso mundial en donde debatir los retos y anhelos de la humanidad».

P. Barragán

¿Cuáles serían las contraposiciones de un grupo y otro? Actualmente existe el sistema código identificador de entidades y sucursales SWIFT-BIC para las transacciones comerciales internacionales. Post Covid-19 y después la guerra en Ucrania el sistema planteó una duda para algunos países. Como alternativa se creó el SPFS ruso o el CIPS chino, aunque éstos no sean tan potentes. Están además los códigos de cuentas corrientes como son el IBAN europeo para euros. A partir de este momento ya no se usa tanto el sistema SWIFT para operar en los pagos comerciales internacionales ni tampoco en las transferencias de capitales. Esta alternativa de Rusia y China se afianza con la entrada de nuevos miembros en los BRICS+ fortaleciendo esta vía en contra punto a la usada anteriormente hasta ahora. Cabe decir, aunque se sepa, que la estabilidad del sistema financiero da un balón de oxígeno a las democracias y en general, a la tranquilidad política y social, pero, como vemos esta tranquilidad hoy con todo lo que está cayendo, brilla por su ausencia. En esa búsqueda de quién o quiénes liderarán el «Nuevo Orden Mundial», todos se postulan para obtener una pieza de esa tarta y cuánto más grande sea mejor. China por otra parte, que podría coger el timón del barco, no lo hace, prefiere operar a sus anchas sin tener que llevar una hoja de ruta general. En un encuentro con alguien de la Embajada China en un almuerzo celebrado el pasado 22 de noviembre en Madrid, para debatir precisamente los BRICS nos decía que China prefiere que no haya un líder en el mundo tal cual, en su filosofía confuciana prefiere que todos sean «iguales» bajo el cielo y puedan abrirse camino hacia nuevas oportunidades, todas las naciones tiene el deber y el derecho de actuar en consecuencia de mejorar la vida de sus ciudadanos. De ahí que se pueda entender la no injerencia de China en los conflictos o en las guerras, donde, en la actualidad incluso se ha posicionado como mediadora en la distancia. A China no le interesa que haya guerras porque eso dificulta las cuestiones comerciales. Recodemos que China es la gran exportadora del mundo global. En el mundo multipolar y globalizado cada vez más los países buscan acuerdos bilaterales comerciales, pero también, políticos y socio culturales como forma de relacionarse, no sólo con sus vecinos, sino además con países lejanos geográficamente y culturalmente, para ir acercando posturas diplomáticas bajo el paraguas de beneficios comunes.

La totalidad de la población de los BRICS de los miembros a 2023 se calcula aproximadamente del 42% con un P.I.B aproximado de más del 25%. ¿Podemos ahora imaginar la dimensión que tiene la incorporación de seis miembros más? Considerando que son países con bastante población y con grandes posibilidades bien gestionadas. Estamos hablando de una extensión territorial de 29,5% del planeta, antes de contar estos nuevos países. Y parece ser que estas incorporaciones son sólo el principio. El grupo ha dejado su puerta abierta a más posible incorporaciones, hay una docena de países más que están esperando su ingreso. El continente africano está en el punto de mira, también de los grupos más en el bloque occidental. China en los últimos años ha estado extendiendo en África su influencia en el contrapunto, como no, Estados Unidos. Los BRICS están buscando expandirse pronto, con cierta objeción de Brasil que su expansión pudiera dificultar su control, pero no es un tema insalvable dado que China (importante miembro) es en pro-expansionar el club. Se postulan como alternativa a Occidente, de cierta manera culpan a estos países ricos de los estragos del planeta ante el cambio climático. Por lo tanto, en el próximo año 2024 que pronto tendremos encima, será un año decisivo para saber cuáles son las amenazas y los retos así como las oportunidades del hecho que habrá otro tipo de multilateralismo en el cual, ya no sólo serán los países haciendo acuerdos bajo el marco del dólar sino, que serán grandes grupos que tomarán decisiones globales. La inquietud es; ¿Iremos ambos lados en la misma dirección? o ¿Este nuevo horizonte se plantea como un choque entre dos grandes grupo con los mismos intereses pero distintas filosofías? ¿Qué papel tendrán las grandes corporaciones? Es muy pronto para saber si será bueno este equilibrio de bloques, o será complicado, por esta razón es tan importante ir informando.

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