Teatro Quique San Francisco acoge el estreno de The Shit Show, Del 8 al 27 de octubre, el público podrá ver representada la entrevista que Megan Twohey, periodista que destapó el escándalo de los abusos sexuales, realiza a Donna Rotunno, la abogada del acusado. Dramaturgia y dirección: Elisabet Altube Reparto: Ariana Martínez y Mónica Miranda
Resumen del caso Harvey Weinstein y el movimiento #MeToo
Harvey Weinstein, un prominente productor de cine de Hollywood, fue acusado en 2017 de abuso sexual por múltiples mujeres, lo que impulsó el movimiento #MeToo, donde cientos de víctimas, tanto conocidas como anónimas, compartieron sus experiencias de acoso y abuso. Weinstein utilizó su poder en la industria para aprovecharse de mujeres, particularmente actrices en busca de oportunidades. En su juicio, fue condenado por violación y agresión sexual en 2020, aunque se estima que sus abusos datan de los años 70 y afectaron a muchas más víctimas.
El movimiento #MeToo, iniciado por la activista Tarana Burke en 2006, ganó relevancia global en 2017 con las acusaciones contra Weinstein. Empoderó a las mujeres para denunciar abusos y reveló la magnitud del acoso sexual en diversas industrias. La frase “#MeToo” fue adoptada por millones de personas como símbolo de solidaridad y denuncia frente al acoso y abuso sexual. El caso Weinstein es uno de los más emblemáticos del movimiento, ya que mostró cómo el poder y la impunidad protegieron a depredadores durante décadas.
El 5 de octubre de 2017, Jodi Kantor y Megan Twohey publicaron un artículo en The New York Times que expuso tres décadas de acoso sexual perpetrado por Harvey Weinstein. El reportaje detalló ocho acuerdos extrajudiciales que Weinstein pagó a actrices, asistentes y empleadas de Miramax y The Weinstein Company para silenciar las denuncias. Este artículo fue el catalizador del movimiento #MeToo y del proceso legal contra Weinstein. Posteriormente, las periodistas escribieron el libro She Said, que detalla la investigación, y fue adaptado a una película del mismo nombre.
En The Shit Show, Elisabet Altube nos sumerge en el oscuro universo del juicio de Harvey Weinstein. La obra, mitad documental, mitad ficción, pone en el centro a Donna Rotunno, la polémica abogada que defendió al magnate acusado de agresión sexual. A través de las actuaciones de Ariana Martínez y Mónica Miranda, somos testigos del crudo enfrentamiento entre el poder, la justicia y la victimización. Reconstruyendo un momento clave: el interrogatorio de Donna Rotunno a la ex-actriz Jessica Mann, recreado en algunas partes punto por punto en escena. Altube y las actrices, Ariana Martínez y Mónica Miranda, leyeron el sumario de más de mil páginas en inglés para captar cada detalle del proceso judicial. Este realismo añade un peso emocional ineludible, generando una tensión que invita a la reflexión sobre la justicia y la indefensión de las víctimas. Pues a veces uno podría estar pensado que la víctima es el propio acusado y la mujer abusada (en este caso) es la abusadora y manipuladora.
Altube no solo reconstruye el juicio, sino que también nos obliga a cuestionarnos sobre la moralidad y la justicia en estos casos. El peligro del juicio social, la presión mediática y el cuestionamiento de las víctimas resuenan a lo largo de la obra, generando una tensión inquietante. De ahí la oportuna pregunta en el titular de este artículo; ¿Quién es el realmente juzgado en los casos a abuso sexual? No podemos dejar de recordar un caso en nuestro país, el de la manada, cuando parecía ser un eximente de culpa de los violadores en grupo, que la víctima después de la violación hiciera algo de “vida normal”. Eso se estableció como que tampoco estaba “tan afectada” si había salido a tomar copas después con las amigas o posteaba en su cuenta de Instagram. Como éste, otros muchos.
La obra plantea una reflexión sobre cómo se juzga a las víctimas, mostrando la brutalidad del proceso de revictimización que muchas enfrentan, especialmente en manos de abogados como Rotunno, quien ataca sus credibilidades con una frialdad que genera en el público la incómoda sensación de una “duda razonable”. Altube, con destreza, sugiere que, aunque el discurso de Rotunno es peligroso, también es tan persuasivo que podría seducir a aquellos menos comprometidos con la causa de las víctimas.
Elisabet Altube desafía al público no solo a ver, sino a participar activamente en esta obra de confrontación. ¿Estamos realmente avanzando en la lucha contra el abuso o simplemente hemos convertido estos casos en un espectáculo mediático?
La complejidad de la obra reside en su capacidad para generar empatía por las víctimas, sin dejar de cuestionar el sistema judicial que, a veces, parece más preocupado por proteger a los poderosos que por hacer justicia.
La obra cobra relevancia en el contexto actual, pues el juicio será rehecho el próximo 2 de noviembre, lo que forzará a las víctimas a revivir el dolor al volver a declarar. Altube sitúa al espectador en un dilema moral: mientras el interrogatorio de Rotunno es una agresión dialéctica que busca desacreditar a la víctima, su habilidad para sembrar la “duda razonable” es tan persuasiva que algunos espectadores podrían sentir empatía por el acusado.
El peligro que subraya la obra no radica solo en los abusos, sino en cómo la maquinaria judicial y mediática puede convertir a las víctimas en el blanco del juicio. En este sentido, Altube pone el foco sobre cómo la justicia está construida en favor de los poderosos, mientras que las víctimas, incluso después de hablar, siguen siendo cuestionadas.
The Shit Show es un recordatorio incómodo de que la justicia no es siempre clara y que, en muchos casos, las víctimas continúan siendo las verdaderas acusadas. La obra invita a una reflexión profunda sobre el poder del discurso y las estructuras que aún perpetúan la culpabilización de quienes se atreven a hablar. La obra es un reflejo contundente sobre el abuso de poder, la revictimización y el peligro de la duda razonable en los procesos judiciales. En su brillante ejecución, Altube y su equipo provocan una reflexión incómoda sobre la cultura de la culpabilización y la fragilidad de la justicia en casos de abuso sexual.
No la dejéis pasar que ya quedan pocos días, seguro que el debate posterior en el bar será intenso. Además, al considerarse una obra ideal para contextos educativos, Altube demuestra cómo el teatro puede ser una herramienta pedagógica vital para abordar temas complejos de manera accesible.
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