Esta versión de Eduardo Vasco conserva el espíritu ácido del esperpento, capturando tanto la tragedia como la ironía en un Madrid corrupto y desigual. La cuidadosa escenografía de Carolina González y el vestuario diseñado por Lorenzo Caprile se combinan para dotar a la puesta en escena de un realismo cautivador. Además, el director logra un ambiente sonoro que impregna cada rincón, reflejando la atmósfera sombría y decadente que Valle-Inclán quiso plasmar en su texto.
Luces de Bohemia: Cien Años de Esperpento en el Teatro Español
La celebración de los cien años de la edición definitiva de Luces de Bohemia no solo es un homenaje a Ramón María del Valle-Inclán, sino también un recordatorio de la vigencia y fuerza de esta obra en la dramaturgia española y mundial. Esta producción, bajo la dirección de Eduardo Vasco, lleva por primera vez a escena en el Teatro Español el inmortal periplo de Max Estrella, el poeta ciego que recorre las noches madrileñas acompañado de su inseparable y pícaro amigo, Latino de Hispalis.
El montaje de Vasco resulta notable por su visión artística, que rescata la esencia más pura del “esperpento” que Valle-Inclán fundó con esta obra en 1924, configurando un estilo donde la tragedia y la crítica se entrelazan en un retrato caricaturesco de la sociedad española de su tiempo. Este enfoque no solo permite revivir una época convulsa, sino también plantear una crítica que, por desgracia, encuentra paralelismos en el presente.
Interpretación Magistral: Ginés García Millán y Antonio Molero
Ginés García Millán y Antonio Molero encabezan un elenco de veinticinco actores de primera línea que logran imprimir a la obra una autenticidad pocas veces vista. García Millán encarna a Max Estrella de una manera cautivadora, transmitiendo la amargura, la lucidez y el sarcasmo de este poeta ciego con una cercanía que parece un eco fiel del espíritu que inspiró a Valle-Inclán. Su interpretación, sólida y emotiva, refleja un Max que no solo observa la degradación de su entorno, sino que se funde en él, cargando a su vez con una compasión desencantada que conmueve profundamente al público.
Por su parte, Antonio Molero brilla en su papel de Latino de Hispalis. Su energía y desparpajo aportan el contrapunto necesario para equilibrar el tono de la obra y permiten, a la vez, vislumbrar una relación compleja entre ambos personajes. Molero logra encarnar a Latino como un pícaro entrañable que, lejos de ser solo el “compañero” del protagonista, se convierte en una figura esencial para el desarrollo dramático de la obra. Su actuación revela la habilidad del actor para transitar con fluidez entre la comedia y el drama, ofreciendo un retrato profundo y humano de su personaje.
Un Elenco Multidisciplinar que Da Vida a la Bohemia Madrileña
Uno de los grandes aciertos de esta producción es la integración de un elenco multidisciplinar, compuesto no solo por actores, sino que también son músicos y cantantes. Nombres como Alejandro Sigüenza, Andrea M. Santos, Ángel Solo y Ernesto Arias dan vida a personajes que representan la pluralidad de la sociedad de la época, mientras que el talento musical de algunos integrantes contribuye a crear una atmósfera que complementa la narrativa visual de la puesta en escena, con ritmo apropiado para que el espectador no pestañee ni un segundo.

La habilidad de estos actores para manejar tanto el dramatismo del texto como los elementos líricos y musicales da como resultado una experiencia enriquecedora. Con cada intervención, estos artistas logran expandir el universo esperpéntico de Valle-Inclán, añadiendo matices que, sin romper la esencia de la obra, profundizan en la sordidez y el surrealismo de los personajes que Max y Latino encuentran en su periplo nocturno.
Dirección, Escenografía y Vestuario: Una Apuesta Visual y Sonora Cautivadora
Eduardo Vasco ha orquestado esta producción no solo desde la dirección escénica, sino también diseñando el espacio sonoro, creando una banda sonora original que refleja la decadencia y melancolía de Madrid en la época retratada. La escenografía, a cargo de Carolina González, refuerza la atmósfera sombría de la noche madrileña, mientras que el vestuario, diseñado por el prestigioso Lorenzo Caprile, transporta a los espectadores a la España de principios del siglo XX.
El uso de la iluminación, a cargo de Miguel Ángel Camacho, contribuye a resaltar el contraste entre la comicidad y el dramatismo, mientras que la ambientación sonora sugiere la tensión y el desencanto de los personajes, capturando los ecos de una sociedad en decadencia. La precisión de estos elementos técnicos demuestra una meticulosa atención al detalle, que permite a los espectadores sumergirse en la obra y sentir de cerca la profundidad del mensaje de Valle-Inclán.

La Vigencia del Esperpento y la Crítica Social
Luces de Bohemia fue concebida como un espejo distorsionado que refleja las contradicciones de una sociedad en crisis. Vasco se asegura de que esta esencia permanezca intacta en su adaptación, utilizando el esperpento como medio para retratar la corrupción, la desigualdad y la injusticia que prevalecían en la época de Valle-Inclán y que, de forma inquietante, pueden reconocerse en el presente. La relación entre Max y Latino simboliza una amistad improbable, pero también un pacto implícito entre los marginados de la sociedad, cuyo sufrimiento y desilusión son el eje de la obra.
En su centenario, Luces de Bohemia sigue siendo una obra profundamente relevante, que habla a un público actual con la misma potencia que hace un siglo. Eduardo Vasco y su equipo han conseguido no solo hacer justicia a este legado literario, sino también ofrecer una experiencia teatral envolvente y conmovedora. A través de esta adaptación, el Teatro Español ofrece a los espectadores una oportunidad única para redescubrir el esperpento, y con él, una crítica mordaz y visionaria de las complejidades sociales y humanas.
Con esta puesta en escena, Luces de Bohemia se reafirma como una obra imprescindible y demuestra que el teatro español sigue vivo, dialogando con el pasado y el presente en una propuesta artística donde la tragedia y el humor se entrelazan magistralmente. Más que una simple representación, esta producción de Luces de Bohemia resalta por la fidelidad al estilo esperpéntico, y celebra con orgullo el legado cultural y literario de Valle-Inclán. Vasco ha brindado al público una experiencia que, sin duda, revitaliza el espíritu de la obra y reafirma su vigencia en la crítica social y política.
La podéis disfrutar hasta el 15 de diciembre. Teatro Español
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