Teatro

Testigo de cargo de Agatha Christie en el Teatro Fernán Gómez. El desafío de renovar un clásico sin perder su esencia.

El Teatro Fernán Gómez, Centro Cultural de la Villa, acoge desde el 19 de diciembre hasta el 26 de enero de 2025 el emblemático thriller judicial Testigo de cargo, dirigido por Fernando Bernués y adaptado por Roberto Santiago. Este montaje ofrece una revisión de la célebre obra de Agatha Christie que, aunque respeta la esencia del texto, plantea un interesante debate sobre cómo la adaptación de clásicos al lenguaje teatral contemporáneo.

REPARTO: Fernando Guillén Cuervo como Sir Wilfrid Roberts. Isabelle Stoffel como Romaine Vole. Bruno Ciordia. Adolfo Fernández. María Zabala. Markos Marín. Borja Maestre. Nerea Mazo.

Agatha Christie: La reina del misterio. Un poco de su vida

Agatha Christie (1890-1976) nació en Torquay, Inglaterra, y se convirtió en una de las escritoras más reconocidas del siglo XX. Desde joven mostró interés por la literatura, aunque su carrera como escritora comenzó casi por accidente. Durante la Primera Guerra Mundial, mientras trabajaba como enfermera, desarrolló un profundo conocimiento sobre venenos, un tema que aparecería con frecuencia en sus novelas.

En 1920 publicó su primera novela, El misterioso caso de Styles, que introdujo al mundo a su icónico detective belga, Hercules Poirot. A partir de entonces, Christie consolidó su lugar como la maestra del misterio, con tramas ingeniosas, personajes inolvidables y finales sorprendentes que mantienen a los lectores intrigados hasta la última página.

Una prolífica carrera

Con más de 80 novelas, obras de teatro y recopilaciones de cuentos, Christie es la autora de ficción más vendida de la historia, con más de 2 mil millones de copias vendidas en todo el mundo. Entre sus obras más destacadas se encuentran:

Diez negritos (1939), considerada su novela más vendida. Hoy día el título se ha modificado por “Eran diez” dada la ola del movimiento de cancelación. En inglés quizá esta obra tenga otra connotación más fuerte al usar la palabra “nigger” que hoy día usada más bien, de un blanco a un negro, se ve como peyorativo.

Asesinato en el Orient Express (1934), un misterio ambientado en el famoso tren.

Muerte en el Nilo (1937), una intriga en el exótico Egipto.

La ratonera (1952), la obra teatral de mayor duración en la historia, que todavía se representa en Londres.

La época y su impacto

Christie vivió en una era de cambios drásticos: las dos guerras mundiales, el auge del cine y la televisión, y la transformación de las costumbres sociales. Sus obras reflejan, a menudo, una sociedad inglesa de clases claramente definidas, con personajes que van desde la aristocracia hasta los criados, mostrando su habilidad para explorar los detalles humanos detrás de los crímenes.

Aunque sus libros han sido adaptados innumerables veces al cine, la televisión y el teatro, la habilidad de Christie para crear atmósferas únicas y enigmas inolvidables sigue siendo insuperable.

Agatha Christie escribía a menudo en su cocina o en espacios improvisados de su casa. Esto se debe en parte a las circunstancias de su vida personal y al contexto de la época. En los años en que comenzó a escribir, Christie cumplía con las responsabilidades tradicionales esperadas de una mujer de clase media-alta inglesa: era esposa y madre, y su tiempo a menudo lo ocupaba a encargarse de la gestión del hogar. En su primer matrimonio con Archibald Christie, mientras criaba a su hija Rosalind, Agatha tenía que compaginar las tareas domésticas con su pasión por la escritura. La cocina, como lugar central del hogar, se convirtió en un espacio donde podía trabajar sin aislarse de sus otras responsabilidades. La sociedad de principios del siglo XX limitaba considerablemente las opciones de las mujeres. A pesar de su ingenio y creatividad, Christie tuvo que encontrar formas de cumplir con las expectativas de su rol familiar mientras desarrollaba su carrera como escritora. Esta habilidad para integrar su vida cotidiana con su vocación literaria es un testimonio de su extraordinaria determinación y disciplina.

Más tarde, en su segundo matrimonio con el arqueólogo Max Mallowan, la vida de Christie cambió significativamente. Acompañaba a su esposo en sus expediciones arqueológicas por Oriente Medio, donde encontraba inspiración para muchas de sus novelas, como Muerte en el Nilo y Cita con la muerte. Aunque seguía siendo una mujer comprometida con su vida familiar, para entonces había logrado establecerse como una escritora independiente y reconocida mundialmente. El hecho de que escribiera en su cocina simboliza no solo las limitaciones de su época, sino también su capacidad para superar esas barreras y convertirse en una de las autoras más exitosas de todos los tiempos. Christie, con su ejemplo, demostró que incluso en las condiciones más comunes y cotidianas, la creatividad puede florecer y conquistar al mundo.

En su legado. Más allá de su habilidad narrativa, Christie supo conectar con la fascinación humana por el misterio y la complejidad de las relaciones interpersonales. Sus detectives más icónicos, Hercules Poirot y Miss Marple, son personajes que han trascendido el tiempo, convirtiéndose en símbolos de la deducción lógica y el ingenio. Agatha Christie sigue siendo un fenómeno cultural, y su obra continúa siendo leída, representada y estudiada en todo el mundo. Si bien sus historias son entretenidas, también nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza humana, los secretos que todos guardamos y los límites de la verdad.

Testigo de Cargo; un thriller judicial que desafía las certezas

Testigo de cargo nació como relato corto en 1925 y fue adaptado por la autora al teatro en 1953, logrando un impacto inmediato. La trama gira en torno a un juicio que pone a prueba no solo la inocencia del acusado, sino la percepción de la verdad misma. Situada en la Londres de 1947, la obra conserva el estilo característico de Christie: un relato absorbente que combina giros inesperados, personajes complejos y una atmósfera cargada de tensión. En esta nueva versión, el texto mantiene su capacidad para enganchar al espectador desde el primer momento, aunque los elementos narrativos más clásicos pueden sentirse algo anclados en el tiempo. Esto plantea una cuestión relevante: ¿hasta qué punto debe una puesta en escena contemporánea reimaginar los textos clásicos para conectar con la sensibilidad y el lenguaje actual?

Interpretaciones con matices

Fernando Guillén Cuervo lidera el elenco como Sir Wilfrid Roberts, imprimiendo carisma y autoridad al implacable abogado. Isabelle Stoffel, como Romaine Vole, aporta intensidad a un personaje cargado de secretos. Sin embargo, la dicción y el tono general del reparto, aunque fieles al registro del pasado siglo, resultan en ocasiones demasiado rígidos, lo que dificulta una conexión más inmediata con el espectador actual. Quizá una mayor flexibilidad en la interpretación, sin perder la esencia del texto, habría potenciado la frescura del montaje.

Un montaje cuidado, pero con oportunidades para innovar

La dirección de Fernando Bernués destaca por su precisión y por mantener un ritmo sostenido que incrementa la tensión progresivamente. Sin embargo, este rigor no siempre encuentra un equilibrio con el dinamismo que podría esperarse en una propuesta teatral contemporánea. La puesta en escena, sobria y eficaz, refuerza el ambiente judicial, aunque podría haber explorado una mayor creatividad visual para enriquecer la experiencia. Un vestuario exquisito muy acertado de la época pero con un toque de actualidad, hoy se podría ver en la calle esos abrigos anchos, los sombreros, los zapatos, las gabardinas, le da cierta atemporalidad a la atmósfera.

La vigencia de Christie y el reto de la adaptación

La obra plantea temas universales como la ambigüedad moral, la manipulación emocional y los límites de la justicia, que Roberto Santiago logra resaltar con habilidad. Estos temas siguen siendo poderosos, aunque se echa en falta un enfoque que dialogue más directamente con las inquietudes y el lenguaje del público actual.

Testigo de cargo es una propuesta que honra el legado de Agatha Christie, pero que también deja entrever los desafíos de adaptar clásicos al escenario contemporáneo. El montaje en el Teatro Fernán Gómez demuestra la vigencia del thriller judicial de Christie, pero invita a reflexionar sobre cómo renovar las formas de abordar estos textos para mantenerlos vibrantes y accesibles a las nuevas generaciones.

Foto de portada de Javier Naval, facilitada por el Teatro Fernán Gómez.

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