Esta propuesta teatral es el montaje de una coproducción entre el Centro Dramático Nacional, Check In Producciones y El Terrat. Cuenta la guerra civil española de forma cronológica, muy didáctica, es un espectáculo para los sentidos y las emociones, pero que va más allá del mero show, pretende ponernos un espejo temporal, el espectador despertará su letargo democrático de estado del bienestar para pensar ¿y si volviera a suceder? Teatro Valle-Inclán del 29 de noviembre al 26 de enero.
El proceso de investigación que ha durado 3 años, ha dado el fruto en forma de un texto firmado por cuatro dramaturgos: Albert Boronat, Juan Cavestany, Juan Mayorga, y el propio Andrés Lima con su sello personal e inconfundible. Un reparto muy coral, integrado por Antonio Durán “Morris”, Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa, Guillermo Toledo y Juan Vinuesa, a los que se han unido en esta ocasión la actriz Blanca Portillo y el Coro de Jóvenes de Madrid. Hay además un extenso equipo técnico, de vestuario, iluminación, sonido etcétera, con el que siempre cuenta el director madrileño para sus creaciones teatrales. Tres años de talleres, documentación, investigación, entrevistas con testimonios reales, con los más ilustres historiadores e investigadores del tema. Un nutrido grupo de especialistas en la Guerra Civil y en la historia reciente de España, como Ángel Viñas, Mirta Díaz-Balart, José Andrés Rojo, Miguel Garau, Julián Casanova, Emilio Silva o Tania Balló, entre otros.
El proyecto es una mirada omnisciente alejada de cualquier maniqueísmo, expone los hechos basándose en los documentos recogidos en la investigación ¿Se ha hablado suficiente de nuestra guerra civil, de nuestro shock? La respuesta es; NO. Generaciones y generaciones después siguen sin saber ni comprender qué paso, más allá de quién fue el sublevado, y quién el atacado ¿Qué fue la 2ª República española? En las escuelas no se enseña a fondo la guerra civil española, menos aún la 2ª República y viendo el panorama actual; “quien no conoce bien su historia y la rememora, está condenado a repetirla”. Cabe pensar un poco en esta frase atribuida a Jorge Ruiz de Santayana, quizá ya se habría dicho antes. Al no recordar, hace que algunos partidos políticos que defienden algo muy parecido a las ideas de entonces, en la actualidad estén ganando adeptos en sus filas, algunos son muy jóvenes. A estos jóvenes les costaría mucho vivir en un país sin democracia, pero parecen estar seducidos por una dialéctica arcaica que creíamos superada. Y son precisamente estos jóvenes que nacidos ya en democracia y paz “relativa” están más cerca de estas ideas, (del miedo al comunismo, España se quiebra, recelo del extranjero (sobre todo si es pobre), se están cargando nuestros valores y cultura), rescatadas del 1936. Por esta razón es muy oportuno e importante seguir hablando de la guerra civil española, desde diferentes ángulos y puntos de vista, hablar, dialogar, porque comprender, no es justificar, más bien todo lo contrario.
Desde la doctrina del Shock de Naomi Klein, en lo que dio pie a la creación del Shock: El Cóndor y la Pluma y el Shock II; La Tormenta y la Guerra, ahora nos ofrece nuestro propio Shock: 1936. Hoy si preguntas a cualquiera, no importa el signo político o ideológico, hay una gran confusión que en la sociedad española con nuestra historia más reciente como la guerra civil española. Más allá de las historietas que hayas oído del abuelo en la sobremesa, con toda su razón y su buena intención es una parte de un todo. Cada experiencia personal cuenta, cómo se vivió en cada uno, pero, para hacer algo riguroso, debemos ir más lejos que de la mera experiencia personal y batallitas de sobremesa, la investigación estratégica y política, los motivos que la generaron, la intención detrás, y sobre todo, los personajes clave a puerta cerrada. Las guerras se fraguan normalmente por los de arriba a puerta cerrada en pequeños comités y a veces con vino y/o champán. Desgraciadamente la historia se cuenta siempre desde el lado ganador, pero eso es un sesgo peligroso que pudiera dar pie a muchos mitos falsos. Las guerras las sufren todos, los de un bando y los del otro, no hay que olvidar esto. El país que destruye con bombas, es el país de todos, en caso de las guerras civiles.
En cuanto al espectáculo en sí mismo, estás totalmente entregado a ellos. Uno podría pensar que todo ese tiempo de duración de la obra es demasiado, pues no, la verdad es que hay tantas cosas ocurriendo que se te hace bastante ameno. Tiene dos intermedios de unos diez minutos. Cada actor y actriz representan varios personajes. Se cambian de ropa casi de forma mágica. Salen y entran enfundados en otro personaje. Y qué personajes. La Pasionaria, Manuel Azaña, General Queipo de Llanos, Franco, Obispo Antonio Montero, Largo Caballero y así muchos más. La intensidad de los diálogos junto al vestuario magnífico creado por Beatriz San Juan, quien también está a cargo de la escenografía, nos sumerge de lleno en los hechos. En cuanto la escenografía amplia y aparentemente sencilla está llena de posibilidades y se va transformando a lo largo de la obra. Todos están excelentes. Pensad en la complejidad de hacer todo eso, durante todo ese tiempo están concentrados. En fin, un verdadera proeza. El efecto de sonido y de luces crean un impacto en el espectador, las luces y las sombras, colores primarios, las canciones, los silencios, todo forma un cuadro de efecto que hace que estemos viviendo con ellos las emociones.
Este momento que vivimos tanto en España como en el mundo, es muy necesario y pertinente revisar temas tan importantes con tantas ramificaciones, nos afecta de forma transversal, a todos, pues aún después de tanto tiempo seguimos teniendo las mismas ideas, apegos y odios, muchos de los apellidos de aquel conflicto están hoy representándonos en el Parlamento. Decimos transversal, porque están implicados muchos factores y estamentos de la sociedad. Fue guerra civil, sí, pero también hubo implicados internacionales. Para aquellos que estén pensando; otra “película” sobre la guerra civil, que se olviden, lo que hace aquí Andrés Lima y su equipo, es diferente a la dramatización de los hechos. Es más bien, a través de la dinámica teatral casi circense en ocasiones, nos va narrando la historia con sus protagonistas de forma cronológica prácticamente, como si de una clase magistral representada se tratara.
La Guerra Civil Española no es solo un episodio del pasado; es un espejo en el que podemos ver reflejadas las tensiones que siguen desafiando las democracias modernas. La polarización política, el auge de discursos extremistas y la manipulación de las narrativas históricas son fenómenos que resuenan tanto en el contexto de 1936 como en el presente. En aquel entonces, las ideologías enfrentadas llevaron a una ruptura brutal; hoy, aunque los conflictos se libran en esferas más sutiles como las redes sociales o el discurso político, las raíces son inquietantemente similares: miedo al cambio, desconfianza hacia el otro y la fragilidad de los consensos democráticos. La obra 1936 nos recuerda que entender nuestra historia no es solo un ejercicio de memoria, sino una herramienta vital para proteger el futuro.
Con saltos pertinentes hacia la 2ª República, para poner en contexto el levantamiento del 18 de julio de 1936. Escuchamos los discursos de una retórica increíble de su presidente Manuel Azaña que María Morales interpreta tan bien. Manuel Azaña que era un orador hipnótico, nos hablaba de otra España, la que pudo ser pero que no fue, una España que aprobó el sufragio universal incluyendo el voto femenino en 1931, antes que nadie en Europa, la igualdad de derechos en ambos sexos, derecho al aborto, el divorcio y así una larga lista de derechos civiles y sociales. En definitiva, derechos que hoy damos por seguros. Bien es cierto que tenía sus fallos, la pregunta que nos hacemos hoy es la misma ¿Por qué no se culminó esa transformación de derechos sociales y culturales? Sin duda, es complejo pero hay que recordar de dónde venía esa España caciquil y feudal de antes de 1931, transformar desde la nada quizá fue algo grande que se les cayó encima. Muchos jóvenes hoy día no tienen ni idea quien fue Azaña. Cualquier estado enseña en sus programas educativos su historia de conflictos. ¿Cuántas veces se hace con las guerra mundiales? Muchas ¿Cuántos documentales películas homenajes se hacen de las guerra mundiales? Muchos. Mirar con esta perspectiva es necesario, para no pensar que “otra vez alguien nos cuenta la guerra civil española 1936″. Si nos la han contado tantas veces, ¿por qué entonces existe ese desconocimiento en la población? Cuando decimos desconocimiento nos referimos a ser un poco más exigentes, no nos basta con conocer lo básico, eso simplifica un conflicto que toca muchos palos y que explica en gran medida lo somos hoy. “De aquellos barros estos lodos” que diría el refrán.
Me encantaría compartir un poema atemporal del ruso Vladimir Maïakovski, que bien nos sirve en los momentos que vivimos en la actualidad para reflexionar sobre nuestra responsabilidad de cada día estar alerta con nuestros derechos. La importancia de la memoria histórica y la acción.
Esta obra no es solo un homenaje a nuestra historia, sino un grito de alerta ante la apatía. Como bien nos recuerda Maïakovski en su poema, la pasividad puede ser el mayor enemigo de nuestras libertades. Este montaje de Andrés Lima es una invitación a no callar, a no olvidar, y sobre todo, a actuar. Porque entender el pasado es la mejor forma de proteger nuestro futuro.
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