Quienes leen bamboo grows deep desde hace años ya conocen esta sensación: llega otra COP y, con ella, el déjà vu climático. En la COP27, en pleno Sharm el-Sheikh, ya advertíamos que el guion no variaba: grandes palabras, grandes anuncios y una larga lista de objetivos con horizontes tan lejanos que casi parecían diseñados para no cumplirse. En otro de nuestros artículos sobre esa misma cumbre repasamos iniciativas grandilocuentes —algunas proyectadas hasta 2063— como si planear a cuarenta años vista sustituyera a actuar hoy.
Luego llegó la COP29 en Bakú, donde hablamos directamente de promesas vacías. Fondos que no llegan, compromisos que se diluyen y un clima que, mientras tanto, no espera. Era evidente: no se trataba solo de la lentitud diplomática, sino de un patrón que se repite casi con desgana.
Y ahora, en la COP30, el escenario cambia —Belém, Brasil— pero el libreto parece escrito por el mismo guionista. Casi una ceremonia anual donde el mundo finge que avanza mientras los indicadores reales siguen en rojo. Ironías aparte, hay un hecho incontestable: los temas se arrastran de una COP a la siguiente porque no se ha hecho lo suficiente para resolverlos. Y seguimos sosteniendo un estilo de vida que consume la Tierra como si tuviéramos repuesto.
La pregunta ya no es qué se debate cada año, sino por qué seguimos debatiendo lo mismo.
Calor, contradicciones y un grito indígena que resuena más que cualquier discurso
La segunda semana de la COP30 arranca con un detalle que simboliza la paradoja de estas cumbres: tras una semana de calor sofocante, baños cerrados y aires acondicionados rugiendo a todo volumen, se habla de salvar el planeta desde un entorno que contradice todo lo que se defiende. Y, sin embargo, este fin de semana hubo un gesto real, ajeno al mármol diplomático: una marcha multitudinaria de pueblos indígenas y comunidades locales, recordando que la protección ambiental no es una mesa de negociación, sino supervivencia diaria. Mientras tanto, algunos delegados disfrutaban de un paseo en barco. El contraste es casi literario.

El eterno bloqueo: la financiación que nunca llega
Tras la primera semana técnica, la llegada de ministros inaugura la fase política… y con ella, la eterna trampa: el dinero. Los países de ingresos bajos reclaman algo elemental: que las promesas de financiación se cumplan. Que el famoso NCQG deje de ser un debate eterno y se traduzca en cifras reales. Pero los países ricos vuelven a apoyarse en el argumento de siempre: “ese debate ya quedó atrás”. En otras palabras: no esperen más dinero. A esto se suma la disputa por la financiación para la adaptación, donde muchos países exigen triplicar el objetivo fijado en Glasgow hasta llegar a 120.000 millones de dólares anuales.
La respuesta del Norte global: ningún compromiso con cifras, solo “indicadores”. Riesgo climático, sistemas de alerta, resiliencia, infraestructuras… Sí, todo muy útil. Pero sin financiación real, la arquitectura se convierte en decoración. Como apuntó Salomé Lehtman, de Mercy Corps: para que el Objetivo Global de Adaptación signifique algo, debe ir acompañado de financiación suficiente. Si no, no deja de ser una declaración simpática y vacía. Los países africanos, por su parte, temen que tantos indicadores terminen siendo un pretexto para retener fondos. Y no es un temor infundado: ya han pasado de 9000 indicadores propuestos a menos de 100. Reducir no siempre significa avanzar.

Los compromisos que no llegan (y ya ni sorprenden)
Otro clásico de las COP: las CDN que debían presentarse en febrero, luego en septiembre… y ahora “cuando estén”. Sin ellas, es difícil prever los objetivos de reducción de emisiones de los próximos años. Una COP sin metas claras es como navegar sin brújula: se avanza, sí, pero hacia dónde.
Comercio climático: muros verdes y rechazos globales
El otro punto muerto: los acuerdos comerciales. La UE avanza con el CBAM, su impuesto de ajuste del carbono en frontera. Su intención es frenar la “fuga” de emisiones, pero para muchos países en desarrollo es simplemente otra barrera comercial disfrazada de ambientalismo.
La disputa se endurece, y es evidente que este debate no terminará aquí.
El “paquete político de Belém”: un paraguas tan grande que cabe todo (y puede perderlo todo)
La presidencia de la COP ha intentado ordenar el caos en un gran mutirão, una decisión colectiva que engloba cuatro grandes temas sin resolver:
- la brecha entre emisiones reales y el límite de 1,5 °C
- la financiación
- las medidas comerciales
- la transparencia de los informes
Este famoso “paquete político de Belém” incluye alrededor de 14 temas y una redacción tan amplia que sirve tanto para un acuerdo histórico como para una declaración de principios sin consecuencias. Este lunes pidieron “acelerar el ritmo”. Hoy prometieron borradores para intentar lograr un acuerdo el miércoles. Los borradores llegarán. La cuestión es si llegarán también los compromisos.
Conclusión: otra COP, la misma urgencia
COP tras COP, el patrón se vuelve más evidente: no hay falta de discursos, sino falta de acción. Mientras tanto, la Tierra sigue saturada, amenazada y exhausta. Y nosotros seguimos hablando de indicadores, de plazos, de “paquetes políticos”, como si todo esto fuera un ejercicio técnico y no una emergencia vital. La ironía es evidente. La urgencia, aún más. Lo que no está claro es cuánto tiempo más podremos permitirnos otra COP que pase sin que nada cambie.
Resumen: ¿qué se ha acordado o propuesto en la COP30 (Belém)?
1) El “Paquete político de Belém” / la decisión mutirão— estructura y ambición
- La presidencia ha intentado consolidar los temas clave en un “Belém political package” (la llamada decisión mutirão), que agrupa los llamados “big four”: financiación, transparencia, comercio y la respuesta a la insuficiencia de las NDCs. La idea es presentar un único paquete político que abarque ~14 temas centrales para forzar una decisión integral. Esto está en forma de borrador y contiene varias opciones (lenguajes más ambiciosos y otros más suaves).
2) Financiación: fuerte presión para un NCQG más ambicioso y por triplicar la financiación de adaptación
- Qué aparece en los textos: en los borradores de la presidencia hay opciones que plantean triplicar la financiación para adaptación (por ejemplo, pasar de los 40.000 M$ de referencia a cifras mucho mayores) y que piden claridad sobre el seguimiento del NCQG (New Collective Quantified Goal). Esas opciones están presentes como alternativas en el texto del mutirão.
- Estado real: son opciones del borrador; hay presión por un objetivo ambicioso, pero existe fuerte resistencia de países desarrollados a comprometerse con cifras vinculantes.
3) Objetivo Global de Adaptación (OGA) — indicadores vs financiación
- Se ha avanzado en la negociación de indicadores para monitorear el OGA (evaluaciones de riesgo, cobertura de alerta temprana, resiliencia de infraestructuras, etc.). Pero persiste el debate: los indicadores no sustituyen la financiación. ONG y países en desarrollo exigen que el OGA vaya acompañado de compromisos financieros nuevos y de calidad. En los textos aparecen opciones que vinculan indicadores con metas de financiación (incluyendo la opción de triplicación mencionada).
4) Pacto sobre combustibles fósiles / transición justa — aún fragmentado
- El borrador contiene opciones sobre transición ordenada y justa y hojas de ruta de descarbonización, pero no hay consenso para una hoja de ruta global de eliminación de combustibles fósiles. Hay fractura clara entre países que exigen compromisos más directos y otros que reclaman lenguaje más flexible.
5) Comercio y CBAM: fuerte fricción
- El Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) de la UE sigue siendo un punto caliente en las negociaciones. La UE presiona por reglas que eviten la “fuga de carbono”; muchos países en desarrollo lo ven como una barrera comercial que puede penalizar sus exportaciones. La cuestión aparece en las consultas presidenciales y en las reacciones públicas.
6) Sociedad civil e indígenas: visibilidad y demandas
- Las movilizaciones indígenas y de la sociedad civil han tenido gran protagonismo en Belém, reclamando protección de territorios, justicia climática y financiación real para adaptación y pérdidas y daños. La presidencia y los resúmenes diarios recogen esa presión política y moral.
7) Estado procesal: borradores, opciones y mucha negociación a última hora
- En resumen: hay borradores con opciones ambiciosas (p. ej. triplicar adaptación) y documentos presidenciales que intentan cerrar el paquete, pero muchos asuntos están abiertos y la negociación se decide al final, donde suelen mezclarse lenguaje fuerte y pasajes más suaves según los acuerdos que se logren a última hora.
Los lectores suscritos recibirán en la próxima newsletter una tabla comparativa detallada entre la COP27, la COP29 y la COP30, junto con algunos datos adicionales para profundizar en este tema más allá del artículo. Una forma de poner un poco de orden en tanta sigla —de manera más didáctica— porque a veces todo esto parece un auténtico trabalenguas.
Foto portada Ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico en España, Sara Aagesen Muñoz











