La COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, evidencia una vez más las tensiones y contradicciones en la lucha global contra el cambio climático. Aunque el objetivo sigue siendo limitar el calentamiento global a 1.5°C, las acciones actuales indican que el planeta está en camino a un incremento de entre 2.6 y 3.1°C para 2100, lo que supone riesgos catastróficos para los ecosistemas y las comunidades humanas.
Uno de los focos de esta COP es la financiación climática, especialmente para los países en desarrollo. Sin embargo, existen críticas sobre la efectividad de estos mecanismos, ya que gran parte de los fondos prometidos no llegan directamente a los países afectados, sino que se desvían a consultores y proyectos mal diseñados. Además, la participación de países altamente dependientes de combustibles fósiles, como Azerbaiyán, genera dudas sobre la integridad de los compromisos adquiridos. Por ejemplo, el gobierno azerbaiyano planea aumentar su producción de gas para satisfacer la demanda europea, lo que entra en conflicto con los objetivos de descarbonización global.
En el ámbito político, la ausencia de líderes clave, como los presidentes de Francia, China y Brasil, refleja la falta de consenso global. A esto se suma el impacto de la reciente victoria de Donald Trump, que podría volver a retirar a Estados Unidos de los acuerdos climáticos, complicando aún más las negociaciones. Aunque hay algunos avances en la agenda, como compromisos relacionados con energías renovables y reducción de emisiones de metano, la falta de mención específica a una transición real de los combustibles fósiles subraya la falta de voluntad para abordar el problema de raíz. Esto pone de manifiesto la necesidad de un enfoque más ambicioso y cooperativo, ya que el cambio climático es un desafío que afecta a todos los países, independientemente de sus fronteras o intereses económicos inmediatos.
El contraste entre los objetivos proclamados y las prácticas en eventos como la COP29 es un punto clave para una crítica profunda. Estas cumbres, que teóricamente buscan soluciones para mitigar el cambio climático, suelen ser paradójicas: miles de delegados, políticos y representantes empresariales viajan a menudo en jets privados a lugares que han sido especialmente acondicionados para su comodidad. Esto no solo contrasta con el mensaje de sostenibilidad, sino que subraya una desconexión significativa entre la retórica y la acción climática real.
La huella de carbono generada por estos eventos internacionales suele ser considerable. Por ejemplo, las emisiones derivadas del transporte y la infraestructura temporal de estas cumbres pueden anular algunos de los compromisos asumidos, al menos en términos simbólicos. Este hecho erosiona la credibilidad de los asistentes y genera desconfianza en la opinión pública, que ve en estas reuniones una oportunidad perdida más para abordar de manera efectiva la crisis climática.
Además, el gasto económico de estas cumbres, que incluye seguridad, logística y promoción, contrasta con la falta de resultados tangibles. Muchos compromisos adquiridos en COP anteriores no se han cumplido, como la promesa de 100.000 millones de dólares anuales en financiación climática para países en desarrollo. Si bien estas reuniones son necesarias para coordinar esfuerzos globales, la falta de progresos significativos las convierte, en ocasiones, en un ejercicio de relaciones públicas más que en un foro de acción.
Esta crítica no busca negar la importancia de las COP, sino enfatizar la urgencia de cambiar su estructura y enfoque. Para que tengan un impacto real, estas reuniones deberían ser más inclusivas y eficientes, fomentando verdaderos acuerdos vinculantes y eliminando las contradicciones inherentes en su organización. Es esencial que los países y líderes participantes demuestren con hechos su compromiso con la lucha climática, en lugar de limitarse a proclamas que eluden los sacrificios necesarios para el cambio. La página de la COP29 contiene una carta dirigida a los participantes de la misma, destacando el compromiso de la conferencia con un enfoque sostenible para abordar la crisis climática global. Se enfoca en fortalecer la cooperación internacional y promover acciones transformadoras que aborden temas críticos como la transición energética y el impacto en las comunidades vulnerables. Si quieres explorar más detalles, puedes leer la carta completa en el siguiente enlace: COP29 Letter to Parties.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en su mensaje de bienvenida a la COP29, enfatizó la importancia de la acción climática global y subrayó la necesidad de cooperación internacional para abordar los desafíos del cambio climático. Sin embargo, sus palabras reflejan una realidad compleja: muchos países todavía priorizan sus intereses económicos nacionales sobre la urgencia climática global. Azerbaiyán, rico en petróleo y gas, parece un lugar paradójico para una cumbre climática, pero esto podría buscar proyectar una imagen de transición hacia prácticas más sostenibles mientras se asegura su posición geopolítica. Sin embargo, Ilham Aliyev no asumió compromisos claros o contundentes sobre la reducción de emisiones de CO2 en su mensaje oficial. En lugar de ello, destacó los esfuerzos de Azerbaiyán por adoptar tecnologías más limpias y diversificar su economía, pero sin comprometerse a recortar drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles, que son clave para su economía. Este enfoque resalta una contradicción frecuente en estas cumbres: una retórica de sostenibilidad sin acciones proporcionales al desafío climático. Puedes leer más sobre su mensaje en el link anterior COP29.
La inacción global y la falta de acuerdo sobre el límite al crecimiento económico y la inversión en energías limpias tienen graves repercusiones para la salud pública:
1. Aumento de enfermedades respiratorias: La contaminación del aire eleva casos de asma, bronquitis y cáncer de pulmón.
2. Emergencia de nuevas pandemias: El deshielo del permafrost puede liberar virus y patógenos que han estado latentes por siglos.
3. Desnutrición y hambrunas: El cambio climático altera la producción agrícola, aumentando la inseguridad alimentaria.
4. Estrés térmico y enfermedades cardiovasculares: El calor extremo agrava problemas cardiovasculares y de salud mental.
5. Agotamiento de recursos hídricos: Sequías extremas pueden generar crisis sanitarias y de acceso al agua potable.
Estos efectos podrían multiplicarse si no se toman decisiones drásticas para frenar el cambio climático. Así pues seguimos en la misma situación o quizás peor que hace un año. Decimos peor, dado que cada inacción es un paso más hacia efectos drásticos y desconocidos, no sabemos ni podemos medir las consecuencias devastadoras de los fenómenos naturales, no podemos predecir el alcance que pueden tener o la fuerza, es realmente algo nuevo e inesperado, algo que nunca ha sucedido antes desde el punto de vista científico desde que se recogiendo datos. Como en cada COP se siguen posponiendo los años para evitar la subida de la temperatura a 1.5º anteriormente en otras COP´s era el 2025 luego fue en el 2030 en esta COP29 ya estamos en 2040 / 2050, intentan mantener este tope de temperatura. Así es que parece fútil que sigamos por esa vía. El acuerdo de pagar a los países en desarrollo 300 millones de dólares anuales para que en 2035 se llegue a 1.3 billones que no ven es suficiente, había pedido más de un billón de dólares anuales. Tampoco se especifica si estos fondos públicos o mediante subvenciones. Todo se reduce a dinero, la pregunta que se puede hacer alguien de a pie en cualquier lugar es: ¿Tanto dinero anual a dónde va a parar realmente? Estamos hablando de cada año la aportación quizá no es para tanto en un país que tiene tantas necesidades pero, ¿cada año? El tema es quien gestiona, que proyectos van a implementar, cómo se repartirá la ayuda, que zonas…. Existe un informe de transparencia. Los informes de transparencia sobre acción climática han dado grandes pasos en Bakú, creando una base empírica más sólida para reforzar las políticas climáticas a lo largo del tiempo y ayudando a identificar las necesidades y oportunidades de financiación. Hay 13 partes que ya han presentado su informe entre ellos España.
El clima no espera, tantos diferentes puntos de vista y no remar todos en una misma dirección va hacer muy complicado el siguiente decenio, donde ya no sólo los países en vías de desarrollo lo van a sufrir de manera exponencial, sino también los demás países, en realidad ya lo estamos viendo. Aunque la voluntad política es hacer cumbres anuales como la COP, acuerdos, programas, más dinero para paliar las graves consecuencias, lo cierto que es que tendremos que individualmente tomar medidas, y tampoco se están notando en la sociedad global una conciencia de clima. Cada día hay más turismo, incluso se fomenta, cada día las grandes capitales europeas especialmente, pierden sus habitantes de siempre y con ellos se va también un estilo de vida, una cultura, la razón para ese turismo, que son sus gentes, sus costumbres, sus barrios, todo está desapareciendo para llenar las ciudades de gente de paso. Eso es un frente, el turismo masivo. Pero hay otros tantos y atajarlos todos con tan poca voluntad de ceder un ápice de mi “bienestar” no creo que lleguemos a tiempo. Ya lo hemos dicho en anteriores artículo sobre la COP. El cambio climático nos está ganando la partida del tiempo. Y ya no será posible revertir los efectos tenemos que empezar a hablar de paliar los efectos y cambiar seguramente ciertos hábitos en el día a día, eso sí, lo haremos cuando no tengamos más remedio.
Esta revista digital la realizamos sin intermediarios con todo nuestro esfuerzo y tesón. Donaciones son muy bienvenidas y nos ayuda a seguir trabajando para ofrecer información sin prejuicios ni compromisos. Por eso es que donar=gustar. Nos dices que te gusta lo que lees. Tu ayuda es la que hace la diferencia. Gracias.