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La pandemia silenciosa; la obesidad.

Estamos perdidos en el eufemismo, el no llamar las cosas por su nombre, la manía actual de edulcorarlo todo no nos está llevando a buen puerto. Se decía que la primera cosa que había que hacer para eliminar un problema era, admitir que se tenía ese problema. En la actualidad todo parece ser aceptado sin más. No es el camino y alguien tiene que decirlo.

Vamos a hablar aquí del sobrepeso o la obesidad pero pensemos en múltiples problemas con la misma fórmula, afrontarlo, enfrentarse a ello, admitirlo y trabajar sobre nosotros mismos con responsabilidad. En España, durante las últimas décadas del siglo XXI estamos ante un problema grave del que se habla nada, poco o en un lenguaje «políticamente correcto». Es decir, de forma que edulcoramos el problema para que no sea ya tal «el problema». La realidad en los datos y la tendencia es otra muy distinta. Especialmente en la obesidad infantil o adolescente. Muchos padres dicen no ver «gordos» a sus hijos. La primera en la frente. La idea de rellenito saludable, está aún muy extendida, una cosa es que un niño tenga algún kilo de más y otra muy distinta la obesidad. Tenemos que darnos cuenta que una distancia de mil kilómetros comienza con un solo paso. La obesidad comienza cuando tenemos un poco más de peso luego con el sobrepeso, ahí es donde debería de saltarnos todas la alarmas y poner coto.

Todo comienza en el lenguaje que usamos; la negación es el primer paso a la perdición. «Está rellenita/o, es curvi, es hermoso/a, está fuerte…. y un largo etcétera.» El poder de la palabra es increíble, lo saben los publicistas, lo saben los fabricantes de comida ultrapocesada, lo saben los vendedores de ropa, donde por cierto se está cambiando el lenguaje, ahora ya no se dice «tallas grandes» aunque así lo sean, por que ofende, ahora son tallas especiales. El cómo llamamos a las cosas depende de que sea positivo o negativo las percepciones de éstas. Gordos y gordas han existido siempre pero en número eran pocos en relación a hoy día. Todos teníamos en clase aquel niño o niña entraditos en carnes, eran casos aislados y lo pasaban mal. ¿Qué ocurre cuando se normaliza la gordura? Pues que aquellos que no tiene autocontrol de sus apetencias encuentran justificación en la normalidad de la estadísticas, somos muchos, luego, está bien y es normal. Todo hasta aquí está perfecto. Pero, el problema es de todos cuando la obesidad afecta a la salud y cuando cada vez son más las personas afectadas de este problema que tendrán necesidad de ir al médico por problemas básicamente relacionados con la gordura. Nos encantaría comer todo lo que nos gusta y que ésto no sea un problema, pero no es el caso. Por eso, habría que apelar a la responsabilidad. Del mismo modo, que los gobiernos se hicieron eco de las muertes que el tabaquismo causaba y lo prohibieron en lugares cerrados públicos, dificultando así su consumo, la obesidad es un problema de nuestro sistema actual precios en los supermercados y la cultura de la alimentación, en el sistema de producción y beneficios.

Vamos a dar algunos datos para ilustrar este problema, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) 2,8 millones de personas mueren en el mundo por patologías a causa del sobrepeso y la obesidad; diabetes, enfermedades renales, cardiovasculares, cáncer, tan sólo unas cuantas de éstas patologías asociadas a la obesidad. La OMS además calcula que unos 380 millones de niños y niñas menores de 19 años tienen sobrepeso, con lo cual, los datos muestran la tendencia preocupante de cara al siglo XXI ¿Nos os parece? Existen muchos más estudios de otros organismos oficiales que nos dan datos escalofriantes, donde se pone de manifiesto el gran problema. Estos son datos de 2017 pero seguramente hoy estas cifras han aumentado de forma exponencial. De cara al año 2030 aparecerán (se estima) mas de 3 millones de personas con sobrepeso en España donde unas 700.000 tendrán obesidad mórbida. No hace tanto tiempo atrás en los años 80 y 90 del pasado siglo XX, eran chocantes las imágenes que veíamos de los Estados Unidos, donde había esa gente con unas dimensiones enormes que no podían casi ni caminar. Ahora esta imagen lamentablemente la tenemos en España muy normalizada. ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde se ha producido este cambio? Las respuestas a estas preguntas son diversas y algunas, seguramente, incómodas, sin embargo, tenemos que afrontarlas para poder solucionar la avalancha de patologías en los ciudadanos en tan solo unos años.

Estamos superestimulados, la publicidad nos proporciona miles de imágenes con envases de alimentos suculentos de colores vivos que rezuman un sabor irresistible, nuestra imaginación se dispara y nuestro paladar se excita, salivamos ante tanta expectativa de sabor. En los pasillos de los supermercados todos estos productos no saludables están al alcance por todas partes, en cambio la carne, el pescado, las verduras los sitúan en muchas ocasiones al final. Este estímulo y la rapidez se han instalado en nuestras vidas. Estas imágenes de comida suculenta que nos han mostrado en la publicidad tantas veces y que está por todas partes, están en nuestra memoria de tal forma que cuando vamos a realizar la compra al mercado o supermercado, nuestro ojo avizor detecta esa imagen enseguida no pudiendo resistir la tentación, ponemos el producto en nuestro carrito.

Estos alimentos anunciados de esta forma suelen ser en su mayoría alimentos ultraprocesados. Un alimento ultraprocesado no tiene que ser malo, de hecho es más seguro, pero no no llevemos a engaño, tiene el su procesamiento componentes que a largo plazo y con consumo diario nos va a perjudicar enormemente a nuestra salud. Ahora los anunciantes de estos productos están obligados a poner (en letra muy pequeña) textos que indiquen que no es un alimento nutritivo. Por ejemplo añaden un «se recomiendo andar 30 minutos al día y una dieta saludable». Tiene su gracia. Esto lo ponen en letra enana debajo de las imágenes hipnóticas; poca gente, lo leerá. Otra respuesta, sería dentro de esa estimulación constante al consumo de estos alimentos, está la falta de «tiempo», entre comisado ya que es relativo. Las personas dicen hoy día no tener tiempo para comprar verduras, legumbres, carnes o pescados y cocinar. Pero luego, nos pasamos horas en nuestra pantallas mirando sin darnos cuenta del paso del tiempo, por eso lo de relativo. ¿Porqué? Quizá no estamos dando importancia a lo que comemos, buscamos la rapidez el sabor «rico» y la sensación de estar llenos.

Esto se nota mucho en este incremento de la obesidad infantil, antes no daban una pieza de fruta o/y un bocadillo mediano para la merienda unas horas antes de la cena, el bocadillo, normalmente consistía en jamón con pan, o queso o quizá un salchichón, también son alimentos procesados, pero en esa cantidad, junto con después una cena compuesta de verduras o pescado, no es perjudicial. También nos movíamos mucho más, estábamos en la calle un rato jugando con otros niños. Este también podría ser un factor esencial, ahora los niños apenas juegan físicamente y están demasiado en las pantallas. (Este tema de los móviles es para otro debate y es otro problema más en la infancia). Hemos adoptado una costumbre absurda de la «pizza» precocinada a domicilio una vez o más por semana, que antes no se tenía. Es el estilo de vida americano que estamos adoptando. La dieta mediterránea tan sana y qué tanta fama mundial nos ha dado parecen disfrutarla ahora más fuera de nuestras fronteras que dentro. España que ha estado ausente de las listas de sobrepeso u obesidad ahora las encabeza.

Portada del libro

No queremos amargaros la vida sólo queremos poner el acento en lo que está sucediendo, para poner remedio, dar un paso atrás y mirar un poco con perspectiva. Todo con moderación, es mejor. Nos gustaría daros un par de libros para leer más sobre el tema. Aunque hay mil títulos que estamos seguros os van a dar buena información, recomendaremos un par aquí como inicio, que además están muy bien explicados. Uno es «La finca de la comida» de Paul Roberts. Y el otro es actual, recientemente escrito por Javier Sánchez Perona investigador del CSIC, titulado «¿Qué sabemos de los alimentos Ultraprocesados?». Encontraréis tablas con estadísticas pero también él mismo personaliza ejemplos en su propia vida, es fácil y ameno de leer. Esperamos que comáis bien, pues dicen que «somos lo que comemos». No hay que tener miedo a saber que tenemos sobrepeso u obesidad, sino más bien, enfrentarse a ello y poner remedio. Nos vamos a sentir mucho mejor.

BGD, …. y recuerda que comes para vivir no vives para comer «solo». 😉

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