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Cada vez son más frecuentes los viajes detox del ruido y la contaminación lumínica de la ciudad. En busca de paraísos cercanos.

Las ciudades del mundo se están convirtiendo en espacios inhabitables y ruidosos. Existen proyectos para revertir este horror, donde se estudia la manera de que las ciudades tengan espacios para la convivencia de las personas, aún así, todo parece que es muy a largo plazo y muchos queremos estar bien ahora. Por eso es que mucha gente está buscando otras alternativas y mientras tanto pequeños oasis temporales donde descansar del ruido del tráfico, las sirenas, los ladridos de perros constantes, los gritos sin razón de los individuos a todas horas en todas partes, y un largo etcétera.

Comencemos por lo nocivo que es el ruido en nuestra salud a medio y largo plazo. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el ruido constante puede causar pérdida de audición, pero también estrés, depresión, ésta es a causa de la mala calidad del sueño, que es lo que más problemas nos puede causar. Además del ruido en la ciudad se da otro fenómeno que es la contaminación lumínica, que puede causar también confusión del ritmo biológico e irrupción en el sueño, con todo lo que conlleva. Una causa preocupante es el daño que provoca en el sistema nervioso, en los niños es muy nocivo, afecta incluso al aprendizaje. Otro fenómeno que causa un ruido continuado son los denominados acúfenos, estos son unos zumbidos repetidos en el oído en ausencia de un estímulo sonoro externo. En casos extremos (que son cada vez más) incluso nauseas, dolor crónico de cabeza y vértigo. Así uno tras otro podríamos estar enumerando las muchas forma que el ruido la contaminación lumínica y medioambiental de las ciudades nos están afectando de manera considerable. Los que pueden se dan un respiro, nunca mejor dicho, a lugares de paz y descanso, que muchas veces no están tan lejos de nuestra ciudad y que, podría suponer un alivio que mejore nuestra salud.

En uno de los parajes más espectaculares del mundo el pueblo de Valledemossa donde Chopin se inspiró para componer sus obras más emocionantes, está el Hotel Valldemossa, en plena Sierra de Tramuntana, en la zona oeste de la isla. Es como una Fortaleza o un Castillo, con todo lujo de detalles para los más sibaritas que podrán disfrutar de un paraje sin igual, un servicio excelente con todos los detalles bien pensados, y desde luego, tranquilo. Bajando unos pasos está el pueblecito de Valldemossa que es empedrado y lleno de árboles con un verde tan intenso que contrasta con el marrón de la piedra. A pesar de la cercanía con el pueblo el silencio del lugar está garantizado, además se aprecia que todos los precios están muy bien señalizados para evitar sorpresas. Por supuesto, la casa hoy Museo de Chopin se puede visitar. Y si se quiere un día algo de más movimiento siempre ponen a disposición un coche para que se pueda visitar la isla. Tiene Spa, aunque muchas de sus habitaciones tiene una piscina privada, que a la hora de relajarse viene muy bien. Si lo que buscas es tranquilidad y lujo, este es tu hotel.

Vista del pueblo de Valldemossa

Sin salir de las Baleares, nos dirigimos a Menorca, la isla tranquila. Bueno, en las últimas temporadas se ha puesto de moda y ya en verano los visitantes son cada vez más. El problema del turismo masivo llamado lowcost o turismo de borrachera ha dañado mucho la imagen de algunos destinos como Mallorca en la zona del Magaluz, aunque todavía nos queda la esperanza de algunos oasis. Un lugar ideal donde poder desconectar del ruido, como lo es, en la isla de Menorca el Hotel rural Binigaus Vell. En una reserva natural rodeada de naturaleza salvaje, está situado este hotel, que era una finca privada. Por lo que su aforo está limitado al total de sus 27 habitaciones, de diversos precios y niveles, todas ellas son fantásticas. Está cercano al mar pero hay que caminar unos 40 minutos por pleno bosque en camino de piedra, lo que lejos de ser un inconveniente, se convierte en una excursión hasta la playa salvaje también, llena de sorpresas para los amantes del senderismo. El llegar al mar es toda una recompensa, la playa del Binigaus que tiene alguna zona nudista, es salvaje, también se puede caminar hasta Santo Tomás donde puedes encontrar chiringuitos para comer pescado de la isla al peso. La relación calidad / precio del Hotel Binigaus está bien. Lo mejor es el paraje natural y el personal del hotel. Un trato familiar y amable sin caer en lo pesado, son muy detallistas y atentos a las necesidades de cada huésped. El pueblecito más cercano Es Migjorn está a unos quince minutos caminando, y al estar el hotel a medio camino entre Ciutadela y Maó, en coche unos 20 minutos largos. Si uno lo que quiere es desconectar, Hotel Binigaus es tu lugar.

Vista de la casa principal del Hotel rural Binigaus Vell.

Nos dirigimos ahora al norte de la península para llegar a Asturias, Hotel rural 3 Cabos. Con vistas al mar pero situado en la montaña rodeado de naturaleza se encuentra esta casa que combina la típica construcción asturiana con el diseño moderno de una parte de la misma. Se puede entonces apreciar ese contraste entre tradición y modernidad con unas vistas de ensueño donde uno se siente más en una casa que un hotel. Con su 9 habitaciones la sensación es totalmente de sosiego y tranquilidad, ideal para pasar un par de noches o quizá algunas más dependiendo del nivel de estrés que tengamos. Ofrece la posibilidad de actividades acuáticas tipo descenso, piragüismo en el río, y paseos a caballo, senderismo, golf, o simplemente nada. «Hacer nada» o lo que los italianos denominan «Dolce far niente», es algo que parece fácil pero dadas las vidas que llevamos es un ejercicio, valga por favor la paradoja. Sentarse en la terraza o jardín del hotel con la vistas y el silencio como únicas compañías o actividad es, sin embargo, algo que recomendamos practicar, uno se queda como nuevo. Por si esto ya fuera poco, además tiene huerto propio y una oferta de restauración exquisita. La relación calidad / precio es buena, especialmente en temporada baja. Aunque hemos de saber que en la temporada baja, algunos servicios no están disponibles, como las comidas y el cierre de su restaurante algún día de la semana, mejor consultar en el hotel.

pueblo cercano
Vista de Hotel rural 3 Cabos, parte de atrás.

Nos vamos al interior del mapa, hasta llegar a la provincia de Teruel, en Matarraña, fronteriza con Castellón y Tarragona, en plena montaña se encuentra el Hotel rural Consolación, bendito y acertado nombre. Ya nos alejamos del mar, pero seguimos en el silencio y el detox del ruido y la contaminación lumínica para experimentar una paleta de olores sabores y colores que nos dejarán absolutamente maravillados y con ganas de quedarnos. La arquitectura moderna que se funde en armonía de contraste con el entorno del arquitecto californiano Craig Elwood, sus habitación cúbicas respetando esta idea integradora, son diseñadas por el australiano Glen Murcutt. Si crees que has visto el cielo estrellado, prueba a mirar desde este paraje único, y comprobarás que no habías visto nada igual, a no ser que sea en alta mar por la noche. Han sabido combinar el disfrute con el relax y el tiempo para uno mismo. Es raro para alguien urbano la tranquilidad de la noche, acostumbrados al tráfico y al ruido de las noches de la ciudad, aquí podemos realmente entrar como un trance de paz. Un regalo para el cuerpo y la mente.

La piscina situada en un agujero en la montaña.
El sillón de pensar.

Bajamos un poco más adentrándonos en plena Castilla, en Salamanca encontramos un lugar de lujo, Hacienda Zorita, con una historia impresionante que es digna de investigar este lugar nos ofrece una amplia oferta de actividades y de gastronomía para los más sibaritas y exigentes. Rodeado de viñedos un Spa con comida orgánica de granja, donde vas a poder saborear exquisitos manjares, todo un estímulo para los sentidos. Pueden personalizar tu experiencia, con un plan personalizado en aquello que buscas y/o necesitas ¿Qué más se puede pedir? Organizan grupos de empresa con actividades diversas, puedes obtener una habitación o una villa, hay para todos los gustos. Es un lugar donde se respira la historia, la solera de nuestro patrimonio por todos los rincones, por allí paso Cristobal Colón y hasta el confesor privado de Isabel La Católica, Fray Diego de Deza. El precio es alto pero merece la pena. Se respira un ambiente de saber que se está en un lugar de importancia y con amplia historia, e intelectualidad, donde ya catedráticos de la Universidad de Salamanca frecuentaban este lugar, pues ya data del siglo XIV. Este Hotel es más grande por lo que habrá más huéspedes que en los anteriores, aunque es tranquilo, tiene más trasiego de personas y más movimiento. Aún así, dada la privacidad de sus habitaciones, es relativamente tranquilo y hay mucho para disfrutar, sus vinos, su gastronomía, sus alrededores. El precio es más elevado que los anteriores, un homenaje en toda regla para vuestros sentidos.

Hacienda Zorita desde arriba la parte trasera.

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