Dirigida y versionada por Xavier Alberti, la podéis ver hasta el 13 de noviembre.
El burlador de Sevilla data de 1630 y es obra atribuida a Tirso de Molina, pero sin duda, el mito del Don Juan, en este caso interpretado por Mikel Arostegui Tolivar, tiene múltiples representaciones en diversas formas junto otras versiones de teatro, también en literatura y en la ópera. Entender la obra en su contexto es fundamental, el siglo XVII eran tiempos de gran tensión económica, entre un campesinado empobrecido y la burguesía acomodada en declive ¿Qué curioso que ahora tenemos todavía esa tensión? En este contexto, Don Juan Tenorio es un personaje conflictivo, pues es de honor dudoso y carácter indolente, protegido por su origen noble. Don Juan, sabe que no puede pasarle nada por sus fechorías pues viene de alta cuna. Así obsesionado con las mujeres ejerce una especie de «terrorismo» desvirgando (o bien por conquista o bien por la fuerza) a las grandes damas prometidas con grandes hombres.
Lo que podéis ver en el Teatro Clásico, es una versión de la obra de Tirso de Molina, una adaptación si os gusta más el término, pero eso sí, en verso. Nos os preocupéis los que no sois muy fan de este tipo de teatro, porque está muy bien adaptada y es comprensible. Además, en un espectáculo hay más elementos que disfrutar, aquí tenemos la música y un espacio escénico minimalista pero poderoso, realizado por Max Glaenzel y la iluminación por Juan Gómez Cornejo. El vestuario no es de época pero tiene un guiño de algo sobrio y con solera realizado por Marian García Milla. Quizá recomendaros (aunque no es necesario) que leáis algo sobre la obra o mejor aún, leer la obra antes.
Xavier Alberti ha dado protagonismo a la palabra en la puesta es escena, por eso el minimalismo, nuestros sentidos se van a la escucha del texto. La gran mesa situada en el centro de todo como un simbolismo religioso donde se une lo divino con lo profano, lo puro y lo corrupto, el bien y el mal. Don Juan ese personaje que nos cae bien pero que es egolatra y despiado a la hora de obterner lo que desea, sin pensar en las consecuencias o en los daños. Ese es el personaje que nos atrae a la vez que nos da repelús. Si nos lo hiciera a nosotros…. Ay! no nos gustaría. Pero ser testigos de sus hazañas terribles pero apasionantes nos dan un morbo que no podemos contener. Somos lo mirones de sus pecados y desmadres, vemos que será castigado, no por el poder político que lo protege, pero por algo distinto, vemos que no puede salirse con la suya, aún así, una parte dentro de nosotros quiere que salga airado a pesar de sus transgresiones, porque Don Juan, es un personaje auténtico, que nos trata de converncer que no puede evitarlo, que es su naturaleza.
El lacayo de Don Juan, Catalinón, interpretado por Jorge Varandela es un poco Sancho, le recuerda lo que hace, que no llegará a buen puerto, al seducir a la pescadora, Tisbea, interpretada por Isabel Rodes, que había renegado del amor y gozaba de su libertad, Catalinón, ve que mujer con tal determinación no va a aceptar sin más una derrota. Tisbea ha salido de su cascarón de dueña de sí para entragarse, ha bajado la guardia, el amor ya la intoxica de forma ineludible y voraz, como arma de un doble filo. Ella como alguien del mar con su mística y halo intangible pasa a ser una más entre las conquistas de D. Juan.
Recordemos que es una obra del siglo XVII, pero sin embargo, hay en su esencia algo que no hemos dejado los humanos, las pasiones, la imagen del sexo, y esa objetivización del cuerpo femenino que, aunque hemos andado camino, desde luego, seguimos teniendo muchos prejuicios sobre el tema. La mujer siempre objeto y pocas veces sujeto en esta sociedad que intenta siempre dictar los caminos de la moral femenina, muchas veces asociada a su cuerpo y su sexualidad. Por eso es que Don Juan en verso, este Burlador de Sevilla, tiene lo que tienen todos los clásicos, la atemporabilidad. Esta sociedad de hoy día, sigue siendo tolerante y aplaudidora del hombre mujeriego pero al contrario no. Y yo me pregunto cuando el hombre es tan macho y viril que pratica el amor con tantas mujeres: ¿Dónde y quiénes son entonces esas mujeres? En la obra son mujeres de bien, mujeres nobles. ¿Pues no tienen las mujeres nobles lo mismo que las plebeyas?
Merece la pena ver esta obra, siempre estarás viendo algo de valor. Pues todo está casi inventado y nuestro teatro clásico posee unas joyas maravillosas. Son unas dos horas de duración y podréis encontrar información de la compra de entradas en la página del teatro clásico. Os queremos dejar con unas palabras del director Xavier Alberti, que nos parecen oportunas y muy descriptivas.
«Parece evidente que la dramarturgia del XVII buscaba poner de frente esa violencia contra la brutal mercantilización de la virginidad como motor económico para preservar los intereses del poder……. El burlador es alguien que sabe que tiene que destruir unas mecánicas sociales que se muestran terriblemente agresivas sobre la libertad sexual del cuerpo femenino. Este burlador habla del deseo y de la cómo este ha sido reprimido durante siglos.» Xavier Alberti
Además podéis ir ver otra obra y un montaje «El lugar y el Mito«, sobre Don Juan y a colación del personaje. Es una propuesta interesantes para aquellos que os sintáis atraídos por este controvertido personaje que tanta tinta ha provocado. En palabras de su directora; «Don Juan me persigue. Me persigue desde hace años. No sé si lograré entender por qué. ¿Por qué ese empeño en aparecer en mi camino una y otra vez, si no le quiero cerca, ni de mí ni de nadie? Es una figura incómoda que no logro salvar ni justificar, que no alcanzo a entender por qué supone tal fascinación mantenida siglo a siglo». Paola de Diego.
BGD ¡Nos vemos en el Teatro!!!! 😉
