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Teatro

Los clásicos nunca morirán.

«El Jardín de los Cerezos» de Anton P. Chéjov, en la versión de Ernesto Caballero. Teatro Valle-Inclán. Hasta el 31 de Marzo.

Ernesto Caballero director del Centro Dramático Nacional, está además al frente en esta ocasión de esta obra de teatro tan clásica y atemporal como necesaria del dramaturgo y escritor ruso. El Jardín de los cerezos, analiza un cambio de época en su contexto del siglo XX a principios. Se estrenó por primera vez en el Teatro de Moscú en el año 1904. Un recién estrenado siglo que venía repleto de cambios políticos y sociales. En esta ocasión cuenta con dos grandes conocidos la gran Carmen Machi en el papel de Lyubov Andreyevna y Secun de la Rosa en el de Gayev.

Es muy significativo hoy día ver este texto representado desde la perspectiva del ayer y con la información de hoy. Como les sucede a todos los clásicos goza de una atemporalidad pasmosa. La lucha de clases, los ideales políticos, el cambio (que nunca se manifiesta tal como lo esperamos). En «El jardín de los cerezos» cada personaje es una idea de la época y una actitud ante el mundo. No se puede decir con seguridad si es alentador, desde hoy día, ver como no hemos cambiado en casi nada de lo esencial y esta obra de Chéjov es hoy tan contemporánea como lo fue en 1904.

Anton Chéjov definía esta obra como una comedia. Pues bien, se podría decir que sí. Es una comedia muy triste. En lo que se refiere a la perdida de los tiempos gloriosos, la dejadez y la ociosidad de una clase, para pasar a un capitalismo capaz de darle a cualquiera la oportunidad de gozar de la miel del dinero, como lo hace Yermolai A. Lopahim (representado por el actor argentino Nelson Dante) . Todo cambio representa la muerte de algo, esa muerte es la del jardín de cerezos y su representación del criado anciano Firs (representado por la actriz Isabel Dimas). Con la muerte de Firs muere también todo un stablishment  . Él representa los tiempos pasados que ya cojean y presentan taras de una clase social heredada. Así Firs heredó su puesto de sirviente de sus padres y éstos de los suyos. Perpetuando así una condición social inmutable.

Ernesto Caballero apuesta por dos acentos diferentes (junto con el castalleno), latinoamericanos. El actor argentino ya nombrado arriba y la actriz colombiana Karina Garantivá, en el personaje de Dunyasha. Algo que para los puristas puede ser chocante, aunque si uno lo piensa no es menos chocante el hecho de ser traducida una obra de su lengua vernácula, el ruso, a otra extranjera. Son nuevos tiempos en sentido de puesta en escena y lenguaje, así pues, hay que tener los sentidos bien abiertos y aceptar que no se pueden representar las obras continuamente en su lenguaje escénico habitual pues no estaríamos trabajando. Puede gustar esta versión más o menos, pero lo cierto es que las casi dos horas de la representación se pasan volando.

No obstante, es fascinante como una obra escrita a principios del siglo pasado es de una actualidad tremenda. Leemos entre líneas, vemos que el personaje de Trofimov interpretado por Tamar Novas, es una especie de alter ego del propio Chéjov, el eterno estudiante que abraza el cambio, incluso viéndolo necesario. Quizá un poco indeciso en lo que se refiere a tomar decisiones, más bien parece que es una veleta movida por el viento. La obra transcurre sin parar de forma trepidante, el espectador está obligado a estar pendiente y no perder baza, los actores en escena están en moviento continuo. Dando al texto un dinamismo imprevisto, hay coreografía pero no se nota.

La escenografía, que es de una belleza minimalista y utilitaria, corre a cargo de Paco Azorín, cuya presentación para los iniciados está de más, para los que no lo conozcan pinchen en el link. Azorín ha trabajado en una gran cantidad de montajes siempre vanguardistas y algo poéticos. No es muy seguro que su escenario nos transporte a Rusia, tampoco sabemos si es intencionado. Lo que sí sabemos es con tan pocos elementos juega los interiores y los exteriores de forma muy efectiva.

Isabel Dimas como Firs

Recomendamos ir a ver «El Jardín de los Cerezos» de Chéjov en la versión de Ernesto Caballero. Siempre un placer para los sentidos. Destacamos la magnífica interpretación de Isabel Dimas en el rol de Firs.

Hasta pronto!! BGD 😉

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