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Política y Estado de Derecho para todos igual.

No soy de derechas, ni de izquierdas, ni siquiera del tan demandado centro. Soy una persona que entiende lo que significa tener un «contrato social» y el vivir en un Estado de Derecho con obligaciones y libertades. En un estado, donde a veces nos gobiernan unos y a veces los contrarios, lo más importante es no perder ese contrato social y respetar uno mínimo común denominador que entienden derecha e izquierdas democráticas. En occidente nos ha costado dolor y sangre obterner ciertos derechos con sus deberes (claro está) correspondientes. Es un sometimiento inteligente al poder de la ley, ya sea en su visión más individualista u holística del sentido de la sociedad. Aristóteles hablaba de «la comunidad cívica, el hombre como animal social de forma natural hacia una realización personal en una comunidad política». Es que ya está todo inventado en lo esencial, y vamos dando pasos atrás «de cangrejo», que diría Eco. Toda esta idea de organización socio-política es conforme el canon occidental grecolatino. Así está organizada Europa.

No entiendo, que tiene que ver que opines que hay un gran problema de inmigración, no integrada ni asimilada, con que te tachen de racista, xenófobo o lo que sea ¿Qué tiene que ver? Aquellas personas que expresan abiertamente que tenemos en España un problema con los inmigrantes no comunitarios tienen que justificarse con; «tengo muchos amigos musulmanes, sudamericanos y/o negros» como si estuvieran diciendo algo en contra de todos lo musulmanes, sudamericanos o todos los negros. Y no. También sufren ellos la no integración, dado que están muchas veces al margen de muchas cosas dentro la «comunidad cívica» que hablaba ya Aristóteles. Las consecuencias del «mirar para otro lado» de las autoridades públicas, en la no vigilancia de lo que se implementa en los centros institucionales para la integración de los inmigrantes. Luego habría que hacer un seguimiento de el proceso de integración, ya sea el aprendizaje de la lengua, así como, el respeto a las normas cívicas sociales de convivencia del país que les acoge. No hablamos de la confesión religiosa que daría para otro tema en sí mismo. Cada uno que le rece (en privado) a quien quiera.

El tipo de inmigrante que no estudia, que apenas tiene recursos necesarios para vivir y que trabaja de forma (a veces) irregular y/o precaria, es un tipo de inmigrante económico. Viajan a Europa en búsqueda legítima de una «vida mejor». Pero, pasados unos meses se dan cuenta que no es el sueño que tenían en la cabeza, y las dificultades se multiplican a la velocidad de su ansia por ser parte de la sociedad a la que llegan, seguramente es así en muchos casos. Pero, también este tipo de persona inmigrante se instala en barrios más económicos donde conviven, desgraciadamente en ocasiones, muchas personas en un piso pequeño, varias generaciones. La temporabilidad de esta situación les da esperanza, hasta que comprueban que la situación se alarga sin fin. Comienzan a sentir que tienen que juntarse, unirse en comuna para ayudarse mutuamente, como es lógico los procedentes de América del Sur se unen entre sí, los de origen magrebí más de lo mismo, así etc etc etc….

Hasta aquí todo bien. Así hicimos los españoles en Alemania, Países Bajos o en Francia por poner algunos ejemplos. Pero existe aquí una diferencia vital. El inmigrante español (y hemos hablado con algunos, incluso que aún siguen en los países donde emigraron) aprendieron la lengua del país de acogida si ésta era distinta al castellano. También iban con humildad por la vida intentando aprender las costumbres del lugar, que era ahora su casa. Existía una forma de asociación entre ellos pero también con los autóctonos. También los inmigrantes que hay en España hacen esto, algunos. Pero un gran número de ellos que sólo interactúan entre ellos de forma social (fuera de lo laboral que quizá sí, tienen relación con españoles) cuando se juntan entre amigos o familias. Esto es incluso mucho más pronunciado en la inmigración que tiene una lengua vernácula distinta, donde las generaciones más mayores nunca llegan a aprender el español, aún así llevando años en España.

¿Qué pasa con las segundas y terceras generaciones? En algún discurso hace unas semanas, escuché decir al Presidente Pedro Sánchez que las segundas generaciones de inmigrantes estaban totalmente integradas. ¿De qué inmigrantes hablaba? Por que yo veo cosas distintas, o quizá ¿De qué zona de España o barrio de Madrid hablaba el Sr. Sánchez? Por que, insisto, las segundas o terceras generaciones de inmigrantes que yo veo no están integradas, es más, tienen un lío monumental. Concretamente los que son hijos de inmigrantes de zonas con cultura y religión distintas. Pues así, los valores y la educación también choca con la nuestra.

En Europa las políticas de integración de la inmigración son naive y muy tolerantes, tanto, que no funcionan. Si no, miren en Francias, Reino Unido, Países Bajos, Alemania… Un estudio sobre Inmigración en España llevado a cabo por estudiosos en este campo y avalado publicado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, nos cita múltiples ejemplos de este fracaso de integración, asimilación de los inmigrantes, no sólo en España, lo completan con ejemplos del mundo occidental. Europa, Cánada, Estados Unidos. Aunque en estos dos últimos nombrados, los requisitos para vivir en sus países son mucho más exigentes que en Europa. Claro, que también se les cuela gente sin papeles, pero tienen leyes, (o mejor dicho, las aplican) que controlan mejor la inmigración. Por ejemplo, Canada es un país que piden unos requisitos (incluso a europeos procedentes de Francia, Italia o España) unos mínimos. Tener una cuenta bancaria con un retén de 6 mil dólares, a parte, de tener trabajo, un sitio donde vivir y hablar la lengua. El propio sistema tiene un control donde las empresas no conratan a nadie que no tenga papeles ni hable la lengua al menos, lo básico. Hablar la lengua es una forma de integración para los inmigrantes, dado que les dará mejores posibilidades. En Europa, especialmente, centrándonos en España, hay personas que llevan años aquí, que no hablan ni tan siquiera unos mínimos. ¿Cómo van a estar integrados?

El problema es que lejos de integrar a los que llegan, los españoles (sobre todo los jóvenes) están integrando costumbres de los de fuera, véase las bandas latinas (también juveniles pero latinas por su origen), la forma de vestir, «los gustos» culturales y un largo etc. Ya son muchos barrios en las grandes ciudades que la gente se queja de esto. Ruidos, peleas, música alta, basura en la calle, todo mucha veces en la madrugada. Salir de tu casa por la mañana para ir a trabajar y ver orina, vómitos y demás lindezas que han dejado en tu puerta la noche anterior. Y mucho más…. ¿Me atrevo a decirlo? No. Por que en estos tiempos que vivimos es muy complicado llamar a las cosas por su nombre. Eufemismos. Por edulcorar el lenguaje no vamos a ser mejores. En mi caso me he visto apelando a alguien extranjero de alguna cosa, y me han contestado muy mal, incluso llegando al insulto violento. Pero, claro, no le digas nada, que tú eres entonces un racista. En fin.

Pero no estamos hablando de eso, ¿verdad? si no del ya mencionado «contrato social» para todos, lo que vivan en el mismo Estado bajo unas leyes y costumbres. Valen para todos. Sin duda, tenemos también gente nacida y con nacionalidad perpetua del país (el que sea) que se pasan por el forro todas las leyes y costumbres, de hecho, son cada más también. Estultos que se creen muy listos y luego les inunda su propia mierda, caen en su propia trampa. Está habiendo un problema serio de convivencia y podría ser peor, será peor, si no hacemos nada, desde ¡ya! Las grandes ciudades europeas son hoy día una amalgama de inmigrantes y nacionales con bajos salarios, si es que tienen alguno. Eso genera conflicto social, es fácil de entender. Destesto la gente que es ruidosa por que sí, para llamar la atención de sus insulsas vidas. «Pues lo tienes crudo».- Me decía un amigo en un bar, repleto de gente chillándose literalmente a escasa distancia. Yo contesté que ya lo sabía, que estoy bien fastidiada. Este es el problema, ¿qué hacemos los que respetamos a todos procuramos no molestar y la sociedad va tan de mal en peor? Pues entonces, que las instituciones hagan algo. Pero no lo hacen, al menos, no del todo. Quizá es la falta de recursos, que sé yo. Pero es para volverse loco. Que por otro lado, es justo eso, la gente está de los nervios al borde de la locura. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Hay debate, tenemos que afrontarlo, así es la única manera de solucionar los problemas, de no hacerlo ya, vamos a tener muchos problemas más gordos que resolver. Lo estamos viendo ya en los barrios de Madrid, cómo muchos ya están totalmente colonizados por gente de fuera en tiene sus normas propias dentro de un Estado de Derecho. Debemos aprender de otras ciudades donde se les ha ido de las manos, incluso la policía no entra en algunos barrios, de Londres, París, Bruselas, Amsterdam, Estocolmo. ¿Es esto lo que queremos que ocurra? Inmigración; Si. Pero en armonía para todos bajo las mismas reglas del juego.

Kassandra Ágora.

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